Iñaki Urdangarin jamás pensó que le resultara tan duro soportar la soledad. Eligió libremente la cárcel de Brieva en Ávila, solo para mujeres. Y aquella decisión le está pasando una dolorosa factura. No quería mezclarse con presos comunes, pero está solo. Completamente solo. Como Rudolf Hesse, el último prisionero de guerra nazi, en la cárcel de Spandau. El castigo es doble: la ausencia de libertad y la soledad más absoluta Su situación es tan desesperada que ha lanzado incluso un grito de auxilio desde la prisión donde cumple condena. Ya no puede más.
2Iñaki, completamente hundido, corriendo hacia la nada y pidiendo que le hablen
Según ha publicado LOC, en un artículo firmado por Esteban Urreiztieta, hay una súplica que Iñaki Urdangarin hace a los funcionarios que están con él: “Por favor, habladme porque si no me voy a volver loco”. Dios sabe lo que hubiera podido ocurrir si Iñaki no tuviera a su lado a tres funcionarios que, bajo turnos, no le quitan ojo. La única defensa que tiene es el deporte, llevado a grados extremos. No puede salir al patio grande, pues le verían las presas, y no es ni lícito ni oportuno. Su única solución es correr en mini patio estrecho, como un pasillo, horas y horas, hasta que cae extenuado. También ha dicho que ha empezado a escribir. ¿Cuánto valdrían unas memorias de Iñaki Urdangarin? ¿Y qué diría de la Infanta Cristina tras haber leído cotilleo.es?