Fue una de las figuras más cotizadas de la televisión, un presentador cuyo nombre era garantía de éxito. Guapo hasta decir basta, con un estilo especial. El Brad Pitt hispano. La fama le vino demasiado joven, cuando tal vez no estaba preparado para asumirla. El 25 de enero de 2012 dijo adiós por completo a la televisión. No ha vuelto a pisar desde entonces un plató, pero son muchos los que aún se acuerdan de su mirada luminosa, de sus ojos azules y de aquel flequillo con remolino inconfundible. La cámara le quería,y él ahora, tras su fracaso estrepitoso en Vuélveme Loca, ha decidido no volver a pisar un plató.
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Jaime Bores tuvo un gesto que le honraba, pidió perdón a todo el mundo al que pudo haber hecho daño con sus exigencias y su carácter fuerte. Fue en julio del 2011 en el plató de La Noria. En el plató estaba Terelu, gran amiga suya. Jaime reconoció que en algunos momentos le había desbordado por la situación. Vimos a un Jaime más humano y mucho más tranquilo, que reconocía sus errores del pasado. Sincero, sensato y con capacidad de autoanálisis. Llegó a decir que había sido el «Rey de la telebasura» en una televisión pública. Una autoflagelación innecesaria, porque independientemente de su mal carácter, ni él ni sus compañeros hicieron nunca un mal trabajo. Aquella entrevista tuvo una gran repercursión, y Jaime comenzó a trabajar seis meses después en Telecinco.