La familia real atraviesa su momento más delicado. A las críticas que sufre la institución hay que sumarle las desavenencias entre sus miembros. Nada es lo que parece en un clan que se desangra en luchas internas. Doña Letizia y doña Sofía mantienen una inexistente cordialidad de cara a la galería. Mientras tanto, la infanta Elena ha vuelto a perder brillo mediático. Sin embargo, no piensa quedarse callada y mueve ficha.
8Suavizando a Letizia
No ha pasado desapercibido que desde Zarzuela se intenta potenciar una imagen más cercana y cariñosa de la reina. No es casualidad que acudiera sin maquillaje el primer día de colegio de Leonor y Sofía. Se trataba de mostrarla como una madre más que acude a acompañar a sus hijas. Por otro lado, sonríe con asiduidad. Poco a poco, el rictus serio de su rostro se va borrando. Necesita empatizar con esa parte de la sociedad que la rechaza y critica. No es fácil pero hay que reconocer que lo está intentado con fuerza. Al César lo que es del César.
En otro orden de cosas, doña Letizia está preocupada por la repercusión mediática que está teniendo su sobrina tras alcanzar la mayoría de edad. A la reina le gustaría que Carla Vigo observara un perfil más bajo. Sin embargo, no está dispuesta a renunciar a vivir a su manera. El problema es que la reina no es amiga de redes sociales y la hija de Érika sí. Es por eso que le ha pedido que aminore el ritmo virtual. Está por ver si sigue su consejo. De momento, lleva desde el 3 de octubre sin publicar mensaje alguno en abierto.
La realeza se mueve por parámetros diferentes a los establecidos para el resto de los mortales. Ingresar en el club de los royals tiene un precio en caso de divorcio. Es la cara B de una institución donde la trastienda permanece cerrada a cal y canto para que nadie pueda acceder a ella y conocer sus secretos. Doña Letizia estaba decidida a poner fin a su matrimonio con don Felipe. Sin embargo, algo lo impidió.