Bertín Osborne ya no es el galán al que las jovencitas perseguían por los camerinos de toda España. Ya no es ni sombra de lo que fue. No ha sabido o no ha podido renovar su público y se enfrenta a una situación muy complicada. No pasa por sus mejores momentos familiares y personales, y para colmo, el título de su último disco es solo un reconocimiento de su fracaso profesional . Nada más y nada menos que “Yo debí enamorarme de tu madre”. Al contrario Frank Sinatra, a quien el cantante intenta imitar sin éxito, autocalificándose como crooner, no ha sabido conectar con varias generaciones. Ni siquiera consiguió pasar el reto de Men’s Health. Y lo peor es que solo le sirvió para que se le descolgara un poco la piel del cuello. Los vinitos y los quesos pudieron más que sus buenas intenciones. Bertín está destrozado por los problemas que le acechan por todas partes, llegando a ridiculizarle.
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No es fácil sobrellevar la enfermedad de un hijo. Bertín Osborne ha hecho todo lo que ha podido para que al pequeño no le falte de nada. Incluso ha creado una fundación pensando en Kike y otros niños como él que también padecen el mismo problema-nació con una lesión cerebral. El niño cumplirá 12 años el próximo mes de febrero. Aunque Bertín intenta transmitir optimismo, es un hecho que le preocupa el futuro de su hijo cuando él y Fabiola no estén. Al niño le adoran tanto sus hermanos como sus sobrinos, con los que Bertín podría montar un equipo de fútbol, pero aún así la incertidumbre agobia al cantante. Todo el mundo que vive una situación semejante lo comprende perfectamente.