Bertín Osborne ya no es el galán al que las jovencitas perseguían por los camerinos de toda España. Ya no es ni sombra de lo que fue. No ha sabido o no ha podido renovar su público y se enfrenta a una situación muy complicada. No pasa por sus mejores momentos familiares y personales, y para colmo, el título de su último disco es solo un reconocimiento de su fracaso profesional . Nada más y nada menos que “Yo debí enamorarme de tu madre”. Al contrario Frank Sinatra, a quien el cantante intenta imitar sin éxito, autocalificándose como crooner, no ha sabido conectar con varias generaciones. Ni siquiera consiguió pasar el reto de Men’s Health. Y lo peor es que solo le sirvió para que se le descolgara un poco la piel del cuello. Los vinitos y los quesos pudieron más que sus buenas intenciones. Bertín está destrozado por los problemas que le acechan por todas partes, llegando a ridiculizarle.
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Tras el enorme éxito cosechado en televisión Española con su programa de entrevistas, se marchó a Telecinco, esperando que todo fuera como la seda. La situación actualmente, ha empeorado. Las audiencias fueron buenas al principio, pero ahora va en picado hacia los infiernos. Mi casa es la tuya se ha convertido en Mi casa es la vuestra, en la que ofrece un dos o tres por uno para intentar satisfacer a un público cansado ya de una fórmula que parece haber quemado. Sus bromas y sus chistes, muy cuestionadas por diversos sectores, no hacen gracia. Quizás debería dejarse asesorar por Arévalo, con el cual se distanció durante una temporada . Y todo por una foto que el cómico publicó con la mejor intención de una paella con el Rey, Bertín y un grupo de amigos. A los ojos de la opinión pública Bertín quedó muy mal. Tal vez aquella foto le pasó factura. Ahora ha tenido que recurrir a un ejército de invitados, nada más y nada menos que el equipo casi al completo de Crónicas Marcianas, para remontar.