La realeza se mueve por parámetros diferentes a los establecidos para el resto de los mortales. Ingresar en el club de los royals tiene un precio en caso de divorcio. Es la cara B de una institución donde la trastienda permanece cerrada a cal y canto para que nadie pueda acceder a ella y conocer sus secretos. Doña Letizia estaba decidida a poner fin a su matrimonio con don Felipe. Sin embargo, algo lo impidió.
3La novia miró para otro lado
Uno de los apartados más espinosos del noviazgo real es el que hace referencia a las capitulaciones matrimoniales que los reyes firmaron en un despacho de Madrid. Las mismas recogían una serie de cuestiones importantes. Por ejemplo, la situación de doña Letizia en caso de separación y lo referido a la custodia de los hijos que estaban por llegar.
La periodista pidió ayuda a su primo, David Rocasalono, quien le aconsejó no firmar aquel documento arguyendo que solo un juez puede decidir sobre la custodia de los hijos. En este punto, don Felipe fue inflexible y dejó muy claro que no se haría ningún cambio en cuanto al redactado inicial. La periodista intentaba convencerse y convencer acerca de que aquello tan solo era una mera formalidad y que la separación jamás se plantearía entre ella y Felipe.