Isabel Gemio es una mujer valiente, de las que coge el toro por los cuernos. Lejos de dejarse caer en la tristeza, ha plantado cara a la adversidad. Conoció el lado más amargo de la vida cuando a su hijo Gustavo le diagnosticaron que padecía una grave enfermedad, distrofia muscular. A partir de ahí, todo cambió…
6Una historia de vida
Mi hijo, mi maestro es un libro escrito con el corazón y a puro dolor. Hay pasajes que emocionan y conmueven, así recuerda Isabel Gemio lo que escribió días después de que le comunicaran la enfermedad de Gustavo: “Mi vida se ha roto. La realidad me aplasta, me anula. Ya nada será igual. ¿Cómo reír, trabajar, vivir… con una sentencia de muerte prematura para mi niño? ¿Cómo soportaré verlo sufrir? ¿Por qué a él, por qué? “. Sin duda, desgarrador.
Así continúa la periodista con su relato: “No hay respuesta ni consuelo. Él es un alma inocente condenada al dolor. Quizás por ello nos encontramos, para que conociera todo el amor que soy capaz de darle, porque aunque el mundo entero lo quisiera, más lo amo yo. Es mi luz y espero ser la suya. Necesito creer que tanto dolor no será inútil. Les pido a los dioses que me den energía para soportarlo y que encuentre las fuerzas suficientes para hacer todo lo que él necesite. Algo me dice que esta experiencia tan dolorosa forma parte del aprendizaje de mi vida ya que me ha tocado uno de los exámenes más duros que me podían tocar y sin haberlo preparado. No soy capaz de entender la lección que me quiere dar la vida. ¿Qué debo aprender? ¿Y mi niño? Tan puro e inocente, ¿qué debe aprender de manera tan cruel?”.