El siete de febrero de 2007 una noticia golpeó a los españoles. La hermana pequeña de doña Letizia fallecía. El cuerpo sin vida de Érika fue hallado por su entonces novio, Roberto, tendido en la cama del domicilio que le había dejado la entonces princesa tras trasladarse a Zarzuela para anunciar el compromiso matrimonial con don Felipe. Érika Ortiz Rocasolano estaba en el mejor momento de su vida. Tras años de penurias, la suerte le sonreía. ¿Qué pasó por su cabeza para quitarse la vida?
3Máxima, Letizia y un dolor desgarrador
Existe cierto paralelismo entre Máxima de Holanda y doña Letizia. Ambas han pasado por el amargo trago de perder a una hermana. Irene y Erika tenían cosas en común. Ambas eran frágiles, inseguras y necesitaban ayuda. Máxima y Letizia estuvieron siempre muy pendientes de las pequeñas de la casa. De hecho, el deseo de la argentina era que Irene se instalara en Holanda para tenerla cerca. Letizia se siente culpable porque está convencida de que la presión que sufrió Érika, tras su boda con don Felipe, tuvo mucho que ver en su adiós.
Doña Letizia jamás imaginó que su relación con don Felipe despertara semejante interés y, a la vez, rechazo. Sus orígenes familiares fueron escrutados y ahí salió perdiendo su hermana pequeña. Acostumbrada a vivir de forma anónima, el hecho de que la prensa siguiera sus pasos la traía a mal traer. Jamás fue capaz de lidiar con esta cuestión. Esa timidez enfermiza jugó en su contra y la puso en un punto sin retorno.