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La reina Letizia y el sentimiento de culpa que la mortifica impidiéndole ser feliz

Mucho ha llovido desde que Letizia Ortiz y el príncipe Felipe anunciaran su enlace. La noticia cayó como una bomba y pronto se empezó a escudriñar en la vida de la periodista. El tsunami se extendió causando graves daños colaterales. Esto es algo que mortifica a la reina, que se culpabiliza por los damnificados que su cambio de estatus ha generado. Sigue leyendo porque te damos las claves para entender el dolor que impide a la reina ser feliz.

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Un adiós inesperado

Letizia Ortiz

Jamás podrá Letizia liberarse de ese sentimiento de culpa y responsabilidad que le dejó la muerte de su hermana menor. La princesa sabía que Érika estaba en tratamiento psicológico. No era la primera vez. Ciertamente, la menor de las tres hermanas había tenido una vida complicada. Pasó mucho a nivel económico porque el tema laboral se le puso muy cuesta arriba, también al padre de su hija. No obstante, su fichaje como directora de arte por parte de una importante empresa hacía que se la supusiera en su mejor momento.

En opinión de un familiar de la reina, el problema de Érika Ortiz fue que estaba mal medicada. De hecho, tiempo después de su fallecimiento se supo que había intentado acabar con su vida semanas antes de la fecha fatídica de su adiós. Dejaba una hija menor de edad y una familia rota por el dolor. Nadie ha conseguido explicarse los motivos que precipitaron a la hermana de la reina a decir adiós a la vida. Y menos sabiendo que adoraba a Carla, la niña que nació de su unión con Antonio Vigo.