La relación entre doña Sofía y la reina Letizia ya es inexistente de puertas para adentro. A golpe de desengaños, la reina emérita ha decidido apartarse de su nuera. Se ha cansado de sus desplantes y de la forma en que mueve los hilos en la oscuridad. Así es la trastienda de una historia marcada por los desencuentros entre dos mujeres que no han conseguido superar sus diferencias.
7Sofía no entiende tanto hermetismo
Que la reina doña Letizia tiene un gran temperamento ya no es ningún secreto de Estado. Qué lejos queda de su antecesora, Isabel de Castilla I, la única reina por derecho propio, que llegó a colocarse en el brazo un cilicio, para domeñar su propia carne y mantener a raya su carácter. La consorte, sin embargo, no parece tener ningún interés en apaciguarlo, o intentar al menos comportarse públicamente y no dejar en evidencia a su marido, que dicho sea de paso es el rey. Qué lejos queda también del “ejemplo impagable de la reina Sofía”, un ejemplo que si bien le sirvió durante su época de princesa, de poco le ha servido en su nueva etapa como reina consorte.
Letizia no duda de tirar de su carácter para demostrar públicamente su enfado y si es necesario dejar en evidencia una vez tras otra a su marido. La última vez donde la Reina mostró públicamente su desacuerdo ocurrió durante la ceremonia de apertura de las Cortes Generales en la última legislatura. Allí llegó a hacerle el vacío mientras este se acercaba al corrillo montado por Letizia y sus hijas.