Doña Sofía sonríe por fuera y llora por dentro. Su vida sentimental ha sido un desastre. Se casó enamorada de don Juan Carlos pero las cosas no salieron como esperaba. Para el rey emérito, la boda no fue más que otra prueba para contentar a Franco y así poder llegar a ceñirse la corona. Nada de eso sabía la princesa griega, que entonces soñaba con un matrimonio lleno de amor como el que tuvieron sus padres. Pudo haber sido feliz con otro hombre que apareció en su camino, pero…
4La princesa, el heredero y una tercera en discordia
Sofía conoció a Harald de Noruega y le gustó. En aquellos días, el rey Olav quería que su hijo olvidara a Sonia Haraldsen. Ambos se conocieron siendo adolescentes y la llama del amor prendió. Sin embargo, por entonces no estaba bien visto que las clases sociales se mezclaran. Sonia era hija de un acaudalado comerciante pero el rey Olav se opuso a la relación. Para ello, hizo que su hijo pasara una temporada en Oxford.
La cercanía existente entre las familias reinantes de la época propició varios encuentros entre la princesa griega y el heredero al trono noruego. El príncipe Harald hizo efecto en doña Sofía, que lo encontró de lo más atractivo. Quizás hubieran podido llegar a más de haber sido la princesa más proclive al flirteo. Sin embargo, fue criada para no salirse de la raya y el lenguaje del abanico no fue lo suficientemente seductor para el heredero al trono noruego.