Los últimos escándalos protagonizados por miembros de la Casa Real han tenido un efecto muy negativo en la imagen de la monarquía. Este hecho obliga a hacer cambios. Todos deben acoplarse a la nueva situación y cumplir. Bien lo sabe doña Letizia, que ha tenido que ceder en cuanto a su manera de ejercer el cargo. Quería distanciarse totalmente del reinado de doña Sofía pero su sombra la persigue y ha conseguido atraparla.
5Una herencia envenenada
La abdicación de don Juan Carlos no fue escogida y sí impuesta. El rey se fue dejando tras de sí una herencia envenenada a su hijo. Casa Real estaba muy tocada cuando don Felipe cogió el testigo y tuvo que operar a corazón abierto. Las medidas estaban destinadas a mostrar que su reinado estaría marcado por la transparencia. De ahí que su hija Sofía tenga vetado el camino al trabajo. Se supone que para ella está reservada la representación institucional y que vivirá de lo que su padre le entregue de la partida destinada en los presupuestos generales del estado a la familia real.
Tanto don Felipe como doña Letizia están de acuerdo en que la Casa Real debe estar apartada de escándalos. No se puede volver a repetir el ejemplo de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarín. Los ex duques de Palma, junto con don Juan Carlos, han causado un gran daño a la monarquía. Tras las revelaciones de Corinna, muchos piden que el rey emérito de explicaciones ante una comisión económica para justificar los tejemanejes que le achaca la alemana. No parece que esto vaya a ocurrir. Don Felipe sabe que su padre no ha tenido un comportamiento ejemplar pero también que no puede dejarle caer en el otoño de su vida. Por tanto, se va a practicar la máxima: “Lo hecho, hecho está”.
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