La reina Letizia siempre se ha mostrado un tanto reticente a que le hagan muchas fotos. Tanto a ella como, sobre todo, a sus dos hijas, Leonor y Sofía. Para ella, todo lo que salga de un acto público es sinónimo de «privacidad», sin darse cuenta que ellas representan el futuro de la corona española. Las protege en todo momento, a veces incluso intenta que pasen desapercibidas allá por donde van. Según las niñas iban creciendo han sido cada vez menos las fotografías existentes de las dos.
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Este «altercado» fue el último que protagonizó Letizia. Siempre con el mismo fin, el de proteger a sus niñas. Sucedió el pasado mes de abril. La reina impidió, con un pequeño forcejeo, que Doña Sofía posara amablemente junto a sus nietas. Nunca entenderemos el motivo por el que Letizia reaccionó así. Todo el mundo sabe del fuerte carácter de nuestra reina, pero en la misa del domingo de Pascua es una de las pocas ocasiones en las que se ven, por deseo de sus padres, a Leonor y a Sofía públicamente. Semanas después, ambas reaparecían públicamente para mostrar ante los medios su buena relación.
La Reina emérita siente devoción por todos sus nietos y lamenta no poder ver tanto como le gustaría a la princesa Leonor y a la infanta Sofía, pese a que ambas residen en el palacio de La Zarzuela. La dura disciplina que la Reina impone a sus hijas hace complicadas las visitas. De hecho, siempre ha sido Felipe quien los viernes se ocupaba de que las niñas fueran a ver a don Juan Carlos y a Sofía.