Iñaki Urdangarín es carne de titular desde que arribara a la cárcel de Brieva. Allí permanecerá durante cinco años y diez meses, que es la condena que le han impuesto por el Caso Noos. Los familiares de Iñaki consideran que no es culpable y ya han manifestado que no se van a quedar callados. Apuntan directamente a Casa Real. Doña Letizia está muy preocupada y temerosa de lo que pueda pasar.
8Divorcio a la vista
En el verano de 2013, los Reyes atravesaban una crisis matrimonial importante. La pareja viajó a Mallorca cada uno por su lado. Se juntaron en Marivent pero doña Letizia apenas se dejó ver. Mantuvieron una fuerte discusión y ella dio la espantá dejando a don Felipe y las infantas Leonor y Sofía en la isla. El asunto no pasó desapercibido y ocupó grandes titulares en la prensa.
Doña Letizia sabía que los medios recogerían ampliamente su huida pero le dio igual. Todo indica que le echó un pulso a don Felipe. ¿Y qué mejor manera de hacerlo que dejándolo solo en pleno veraneo real? El Rey buscó apoyo en sus padres. Estaba desesperado y no sabía cómo lidiar con el problema conyugal. Doña Letizia no se lo estaba poniendo nada fácil para recomponer la situación. Fue entonces cuando don Juan Carlos, cansado ya de las formas de su nuera, recomendó a su hijo que se separara.
Espejito, espejito mágico
Durante la celebración del día de la Pascua Militar del año pasado, doña Letizia se sentía incómoda con los miembros del Gobierno y decidió mostrar su malestar con un gesto que no pasó desapercibido. Para no hablar con los altos cargos del PP que allí se encontraban, sacó un espejito del bolso y se dispuso a retocar su maquillaje. Sin duda, un gesto que conlleva una gran carga de frivolidad así como de mala educación.
Que se sepa, doña Letizia no se disculpó con ninguno de los allí presentes. Lo suyo con el PP es irreconciliable. De hecho, algunos miembros del partido político han llegado a elevar sus quejas a Casa Real por sentirse francamente menospreciados cuando han coincidido con la soberana. Estas personas afirman que sienten que ella les escruta con una mirada que hiela y que les señala como culpables de corrupción.
La Reina impaciente
Ya son varias las voces que se han alzado contra doña Letizia por la forma en que trata en público a su marido. En alguna que otra ocasión se ha dado la circunstancia de que don Felipe estaba pronunciando un discurso y su esposa manifestaba su malestar mediante toses y ruiditos. La soberana tampoco duda en interrumpir de forma brusca las conversaciones que su esposo mantiene con amigos al grito de: “¡Ya estáis con vuestras pijadas de siempre!”. Visto lo visto, no es extraño que el círculo fraternal del Rey se haya visto reducido desde que la periodista apareciera en su vida.
Aunque siempre se ha transmitido la idea de que doña Letizia se había preparado a conciencia para el cargo, su comportamiento, a veces, hace que se ponga en duda esta afirmación. Sobre todo si tenemos en cuenta que en ciertas cenas o comidas institucionales con altos mandatarios, la soberana no ha dudado en obviar a sus interlocutores para concentrarse en su teléfono móvil. Sin duda, la Reina tiene un carácter muy complicado. El problema es que el mismo ha trascendido allende de nuestras fronteras y algunos la evitan siempre que pueden.
Una esposa mandona
Aunque los actos en que participan los Reyes tienen inicio y final marcado, doña Letizia no duda en cambiar la hora del adiós según le convenga. Ya ha ocurrido más de una vez, y de dos, que don Felipe, al despedirse, ha buscado a su esposa y se ha encontrado con la sorpresa de que había decidido marcharse por su cuenta. Ante esto, el Rey esboza un gesto de resignación.
En 2013, doña Letizia fue la protagonista de una circunstancia propiciada por ella. La pareja se encontraba en la embajada que España tiene en la Santa Sede con otras autoridades. Todos iban a asistir a la primera misa oficiada por el papa Francisco tras ser nombrado jefe de la iglesia católica. La entonces princesa se había retirado a una habitación para hablar por teléfono. Mientras tanto, su marido departía con los allí congregados. Y allá que apareció Letizia Ortiz para interrumpirle con una frase que dejó de piedra a los asistentes: “Me han comentado que esto ya se acaba, que nos echan”. Acto seguido, Letizia enfiló para la salida y a don Felipe no le quedó otra que seguirla.