Ya hay resolución. El Tribunal Supremo ha decidido confirmar la condena de prisión a Iñaki Urdangarín. Eso sí, se le rebaja en cinco meses la pena de privación de libertad, alcanzando los cinco años y diez meses. Hacía tiempo que se especulaba con la orden que el Tribunal Supremo impondría al exduque, tras celebrar una visita para revisar los recursos de Urdangarín, su exsocio Diego Torres y Jaume Matas. Según ha podido saber Cotilleo.es, la entrada en prisión del cuñado del Rey se produciría, a lo sumo, en cinco días hábiles.
Recursos que derivan de la sentencia que emitió la Audiencia Provincial de Baleares en febrero de 2017, y que no fueron del agrado de muchos. Pues no solo absolvió a la hermana del rey Felipe VI, sino que condenó a Urdangarín a 6 años y 3 meses de cárcel.
De hecho, tan poco gustó la sentencia que el juez José Castro, que instryó el Caso Nóos durante cinco años, quiso mostrar su descontento afirmando que: «no esperaba este tipo de sentencia».
Mientras tanto, y a la espera de poder conocer que pasará con su futuro, Urdangarín parece hacer oídos sordos a la cárcel y goza de una vida, aparentemente, normal. Pues vive en Suiza junto a su mujer e hijos y sigue a raja tabla con su rutina diaria. Incluso está previsto que próximamente se dé un baño de masas en la Maratón de Ginebra.
Pero, ¿quién se esconde detrás de esa fría, distante y calculadora fachada? Te lo desvelamos.
5Iñaki Urdangarín y su vida en Ginebra
En julio de 2013 los Duques de Palma pusieron tierra de por medio y cambiaron su lugar de residencia. Pues junto a sus cuatro hijos se fueron a vivir a Ginebra (Suiza). Y todo porque La Fundación La Caixa decidió que la Infanta Cristina trabajase para ellos pero desde allí.
Aunque poner tierra de por medio les vino muy bien. Pues en España vivían expuestos a una fuerte presión mediática. Pues desde que se destapara el Caso Nóos se convirtieron en el blanco de todas las dianas. Y eso, como no podía ser de otra forma, repercutió, y mucho, sobre sus hijos. Pues sus padres no querían que en la escuela siguieran pagando las consecuencias de la imputación de su padre.
Pero poco les duró la calma, pues la presencia de los periodistas no se hizo de esperar. De todos modos, ahora ya es algo habitual ver, en los medios de comunicación, imágenes de Urdangarín moviéndose por Ginebra en bicicleta, una de sus grandes aficiones. Como tampoco es nada extraño ver la enorme puerta de su casa en la capital suiza, situada en el número doce de la calle Rue des Granges.
Sea como fuere, Urdangarín intenta capear el temporal que le viene encima, haciendo caso omiso a la cárcel y alegando a que, durante muchos años, ya ha sufrido las consecuencias de su imputación. ¿Se convertirá en una realidad lo de ver al exduque entre rejas? La justicia lo decidirá.