Amaia Montero lo ha vuelto a hacer. La ex vocalista de La Oreja de Van Gogh puso su toque musical en las fiestas de Renedo (Cantabria) y sorprendió a los allí presentes por mal el estado en el que se encontraba, dando lugar a numerosas críticas. La mayor parte del público se preguntaba si la intérprete estaba etílica o si, por el contrario, está siendo tratada con algún tipo de fármaco. El espectáculo fue realmente dantesco.
“Al final del concierto no se le entendía al hablar”
Su deterioro físico pasa ya a un segundo plano. Amaia Montero vuelve a acaparar la atención y no precisamente por sus cualidades musicales ni por su nuevo single. En esta ocasión ha sido la protagonista de la noche del sábado en Renedo de Piélagos (Cantabria), donde celebraban sus fiestas. El ayuntamiento quiso contar con la presencia de la vasca, que no pasó desapercibida en ningún momento.
“Un recital lleno de gallos y desafines” así han definido algunos de los allí presentes el concierto de Amaia. 22:30h de la noche del sábado. No cabía un alma en la carpa del pueblo, lugar habitual de conciertos. Más de dos mil personas la esperaban con ansia. Salió con ganas de darlo todo. Quizá se vino demasiado arriba. Tanto que empezó a tener comportamientos poco habituales en un artista consolidado como ella.
Sin vocalizar y tambaleándose
Desafinó en varias ocasiones, se le escapó algún que otro gallo y entraba continuamente a destiempo en muchas de sus canciones. Pero lo más llamativo fue cuando, al presentar a su banda, se trababa al hablar y apenas vocalizaba, tambaleándose y sin saber muy bien lo que decía. Al parecer fue algo progresivo. Empezó más o menos bien y fue de menos a más. Algunos aseguran que “al acabar el concierto ya ni se la entendía”.
Los que se encontraban allí sacaron móvil en mano para inmortalizar el momento. Atónitos ante lo sucedido, se encontraron diferentes puntos de vista. Algunos (pocos) hablaban del un mal sonido, otros comentaban y daban fe de que Amaia Montero no tenía un buen día. Pero los comentarios que más abundaban eran los relacionados con el alcohol, ya que, además, no es la primera vez que la cantante vive una situación así. Era mucha la indignación de la gente del pueblo, considerando que la vasca ha dejado el listón muy bajo. Eso sí, la mayoría optó por tomárselo a risa y seguir disfrutando de la fiesta. Una noche para olvidar.