Letizia Ortiz se consideraba suficientemente preparada para reinar cuando se casó con don Felipe. Fue en esa época cuando se dio de bruces con la realidad. No lo encajó bien porque le disgusta sobremanera no estar a la altura de las circunstancias. Y más entonces, que muchos en la familia la hacían de menos.
3Un cuñado traidor
Curiosamente, una de las personas más hostiles de la familia real con Letizia Ortiz fueron sus cuñados. En el caso de Jaime de Marichalar, se opuso desde el principio a que una plebeya pudiera llegar a reinar. No se cortó un pelo a la hora de criticar su vestuario. En cierta ocasión, la tía de doña Letizia, Henar Ortiz, tuvo que pararle los pies porque ya se estaba excediendo en los comentarios. Si hubo un look que hizo que el marido de la infanta Elena estallara fue el escogido por la princesa para asistir a la boda de Federico de Dinamarca y Mary Donaldson. Aquel inolvidable vestido rojo y el peinado con ondas.
Marichalar coincidió con el criterio de quienes denostaron la elección de la princesa por considerarla más propia de una estrella de cine o celebrity que de una integrante de la monarquía. Sin duda, es más fácil ver la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio. Jaime debería recordar la época en que su esposa vestía con gran pompa solo de diseñadores extranjeros. ¿://www.cotilleo.es/wp-content/uploads/2018/01/292891_urdangarin-1024×576.jpg» alt=»Casa Real» width=»1024″ height=»576″ data-has-syndication-rights=»1″ />
Doña Letizia se alegró cuando don Felipe decidió cortar la sombra de la corrupción en Casa Real. Para ello, apartó primero a la infanta Cristina y, posteriormente, a doña Elena. Eso significaba que no había lugar en el seno de los Borbón para la hija mediana de los Reyes Eméritos ni mucho menos para Iñaki Urdangarín. Se acabó para Cristina y su familia recibir dinero de la Lista Civil que el Rey reparte según considera mejor entre los miembros de la familia. También la pareja fue despojada del título de duques de Palma.
Iñaki Urdangarín se vino arriba en cuanto matrimonió con la infanta Cristina. El hecho de entrar a formar parte de la primera familia del país le deslumbro tanto que llegó a cegarle. Cuando apareció Letizia Ortiz, en vez de darle la mano, la miró por encima del hombro y le dejó muy claro que no era de su agrado. Era de los que esperaban que doña Letizia se estrellara y acabó sucediéndole a él.