Máxima y Letizia son dos reinas que comparten muchas cosas.Sobre todo el final de las vidas de sus hermanas queridas. Letizia enterró a Érika poco después de empezar su relación el, por aquel entonces, Príncipe Felipe. Máxima ha sufrido el mismo dolor hace solo unos días cuando tuvo que dar sepultura a los restos mortales de su hermana, Inés.
9La genuflexión
Así prosigue su relato David Rocasolano sobre lo que sucedió en el último adiós a Érika: “Las mejillas blandas de Juan Carlos temblaban mientras mantenía la vista al frente para evitar los ojos de Antonio Vigo. Felipe inclinó la cabeza. Los ojos de Letizia no le cabían en las órbitas y estaba pálida y desencajada. Antonio, entonces, se abrazó a Roberto García, que aprovechó el gesto para llevárselo discretamente de allí. En aquel momento, me sentí orgulloso de haber sido amigo de Antonio. Había dicho con valentía lo que yo también pensaba. Ellos habían expuesto a Érika a la voracidad mediática, a una vida vacía y sin intimidad, y no habían hecho el mínimo esfuerzo para protegerla.
En el exterior, llovía suave pero pertinazmente. Como correspondía a un funeral. Cuando salió Juan Carlos, Letizia, ante los cientos de fotógrafos, se arrodilló ante el rey, quizá pidiendo disculpas por la escena protagonizada minutos antes por Antonio Vigo. Fue un gesto claro que demostraba a quien pertenecía ya mi prima. No se arrodilló ni ante Paloma ni ante Chus, los padres de Erika, sus padres. Se arrodilló ante Su Majestad el Rey de España. Sentí asco”.