Don Felipe sabe que ha hecho demasiado caso de su esposa y que eso le ha pasado factura. La Reina Letizia tenía claro que sería ella quien marcaría el rumbo de la familia real. El Rey le dejó hacer y los años han demostrado que se equivocaron. El reinado de la pareja ha estado marcado por una política de apartheid en relación a los Reyes Eméritos y las infantas.
1Marcando distancias
Durante años, don Felipe y doña Letizia quisieron mantenerse al margen de la familia. Ocurrió tras la abdicación de don Juan Carlos, que ocurrió en un momento muy difícil. Botswana fue el principio del fin. Nadie entendió como estando la sociedad española tan acuciada por problemas como el desempleo, el monarca se dedicara a realizar safaris de lujo.
A su regreso a Madrid, y una vez operado, el Rey Emérito recibió la visita de doña Sofía. Aquel viaje fue la gota que colmó el vaso de la soberana. La sombra de Corinna la persiguió hasta que la atrapó. La conversación entre el matrimonio estuvo cargada de reproches. Don Juan Carlos estaba a punto de perder la corona por amor a una mujer. Incluso se comentó que tenía intención de romper su matrimonio para irse con la alemana.
Sea como fuere, el caso es que don Juan Carlos desistió de la idea y dijo adiós a Corinna. A pesar de la promesa que realizó a su salida del hospital sobre lo sucedido, “Lo siento mucho. No volverá a ocurrir”, ya no tenía crédito y se imponía la abdicación. Algo muy duro para él y también para doña Sofía, que es de la opinión que los reyes no abdican, sino que mueren en su cama.