La relación de doña Sofía con sus cuñadas nunca ha sido fluida. Especialmente, con doña Pilar, que sentía adoración por su padre y siempre vio como una traición que su hermano mantuviera tan buena entente con Franco. Repasamos ahora los hechos que han marcado las circunstancias de esta familia protagonizando un auténtico choque de trenes y dividiéndola en dos bandos casi irreconciliables.
5Ni olvido ni perdón
Antes de la coronación, los tres hermanos Borbón vivían en Madrid. Sin embargo, Pilar y Margarita hacían el vacío a don Juan Carlos. El entonces príncipe jamás lo tuvo en cuenta pero doña Sofía nunca lo olvidó dado que vio cómo su marido sufría con la situación. Así las cosas, cuando tuvo mando en plaza, dejó muy claro que sus cuñadas no tendrían protagonismo en la agenda real. Fue su forma de desquitarse ante tantas humillaciones sufridas.
Don Juan Carlos siempre se ha mostrado comprensivo con sus hermanas. Entendió que tenían una posición muy difícil. Para ellas, él era el malo de la película que había traicionado a su padre al estar tan cerca de Franco. Posteriormente, cuando fue designado su heredero, se desató la furia de doña Pilar y doña Margarita, que contemplaron con horror como don Juan abdicaba en favor de su hijo.
Han pasado los años y la brecha sigue abierta entre doña Sofía y sus cuñadas. A excepción de ocasiones excepcionales, como el Rastrillo de Nuevo Futuro que organiza doña Pilar, en poquísimas ocasiones se ha mostrado la Reina Emérita junto a las hermanas de su marido. De hecho, días antes de Reyes, cuando las tres familias tenían niños pequeños, doña Sofía se acercaba a casa de doña Pilar y doña Margarita para llevar los regalos de reyes y los entregaba al servicio. Así de tirantes eran las relaciones.