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domingo, 24 noviembre 2024

La maldición de Gran Hermano: muertes, tragedias y prostitución

Gran Hermano ha sido uno de los realities que ha revolucionado la televisión. A lo largo de sus dieciocho ediciones, muchas cosas les han ocurrido a los concursantes. Ha habido de todo, rosas y espinas. Cuando todo indica que no habrá Gh29, hacemos un repaso por los episodios más dolorosos sufridos por quienes fueron habitantes de la casa de Guadalix de la Sierra. Llegaron con una maleta cargada de ilusiones pero la suerte les fue esquiva. Hay quien se atreve a hablar de maldición.

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La vida iba en serio

María José nunca entendió por qué personas que la habían conocido se prestaron a revelar esa información:  “Gente que se subió al carro para machacarme, pisotearme y ganar pasta. ¿Qué compañeras? ¡Yo me sentí traicionada por todo el mundo! Es verdad que tuve que mantener relaciones con un señor a cambio de dinero y eso es prostitución, y yo dije que lo asumía, pero ¡si no he hecho daño a nadie, si es que el daño me lo he hecho yo a mí misma!”.

Y cómo se enteró la ex gran hermana de que esa bomba iba a salir, así lo relató ella: “Me llamaron de Interviú para contármelo y me caí redonda al suelo. ¿Por qué me crucificaron por eso? Cada vez que iba a televisión me sacaban el tema de la prostitución hasta que dije: “¡Basta! ¡Se acabó! Hay señoras que son muy putas y putas que son muy señoras. Ya está, que no me juzguen más”.”

La vida no ha sido de color rosa para la Galera. Su hija, que nació muy delicada, falleció y aquello la sumió en un pozo de tristeza. Le costó mucho salir. Lo suyo con Jorge Berrocal duró lo que duran dos peces de hielo en un whiskey on the rocks. Se les rompió el amor y empezó la guerra mediática. Se dijeron de todo y acabaron convertidos en enemigos íntimos.

Recientemente, María José regresó a España y explicó que tuvo que abandonar México debido a las amenazas de las personas con las que se asociaron para montar un negocio. Según ella, la vida allí es un infierno. Asegura que los tiroteos en las calles se suceden y que nadie hace nada para impedirlo: “He visto gente muerta en la calle a balazos”. Pasó tanta tensión que adelgazó notablemente durante los cinco años que permaneció en ese  país. Hoy  respira tranquila en España mientras espera que su marido se reúna con ella.