La muerte de José María Íñigo fue un duro varapalo para el mundo de la comunicación. Pues muchos fueron los rostros televisivos que quisieron despedirse del periodista y presentador.
Y también lo quiso hacer su familia. Por eso su única hija, Pilar, más conocida como Piluca, leyó un discurso muy emotivo en su misa funeral. Unas palabras que emocionaron a todos los allí presentes y que ahora ha querido publicar el periódico El Mundo.
«Con que no era grave» así es como empieza la carta Pilar Íñigo. Y es que para ella, su padre solo quería saber «si el bicho, como él lo llamaba, era bueno o malo».
Su padre, cuenta su hija, fue todo un referente en el mundo de la comunicación. Pues considera que «algo bueno tuvo que hacer» para que su «huella permanezca en todo un país que ha crecido con su inconfundible figura y voz». Y es que según Piluca, que prefiere hablar en presente en lugar de pasado, su madre ya se lo ha advertido muchas veces: «no sabes quién era tu padre y todo lo que hizo».
Pero en su carta de despedida, Piluca no quiere simplemente hablar de su faceta como periodista, carrera que ha estudiado «por él», sino que también quiere recordar el lado más humano del comunicador. Considera que es «la persona más brillante e inteligente que he conocido». Y todo eso, reconoce su hija, pese a su estatura. Pues haciendo gala de lo que José María siempre decía: «somos bajitos porque la inteligencia, pesa».
«Hombre de pocas palabras pero justas, directas e inteligentes». Tanto es así que su hija narra como una vez su padre le contó que hizo «un viaje de 500 km de Madrid a Bilbao sin hablar. A lo que respondí «¿ni una palabra?» y me dijo «sí: ¿baño?». Pararon y reanudaron la marcha».
Antes de terminar, Piluca confiesa que sus hermanos le dijeron que «sentían alivio porque ya había terminado este viaje». Sin embargo, ella quiere tenerle «físicamente» a su lado. Quizá por eso, reconoce que le falta su «bigote y sus ojos azules». No obstante, su hija admite que su padre siempre estará presente en su «memoria y recuerdo».
Por eso se despide pidiendo un aplauso para Íñigo. Aunque admite que si su padre la escucha la «mata», porque «él siempre dijo que esto no se pide». Y es que para Piluca su padre «no es un padre cualquiera».