Entrar a formar parte de una Familia Real tiene ventajas pero también inconvenientes. Doña Letizia ha tenido que tragar con costumbres instauradas que no han sido de su agrado. Con algunas cuestiones no le ha quedado más remedio que acatar. Sin embargo, con la mayoría, ha conseguido imponer su criterio a medida que su posición de poder ha conseguido equilibrarse con la altura de sus tacones.
1El vestido de boda
El vestido que doña Letizia vistió el día de su boda no es el que le hubiera gustado llevar. Sin embargo, cuando aceptó casarse con don Felipe, sabía muy bien que habría cosas sobre las que no podría decidir. Una de ellas, el traje de novia. La elección de Manuel Pertegaz fue cosa de Zarzuela, que buscaba con el encargo dar el reconocimiento que merecía uno de los grandes maestros de la alta costura a quien faltaba muy poco para retirarse.
En su momento, doña Sofía confió en Pertegaz. Sin embargo, “un malentendido”, como lo calificó el diseñador, dio al traste con esta unión y la Reina le desplazó de la lista de sus afectos. Al parecer, la soberana acudió al taller del modisto en Madrid y, entre prueba y prueba, desapareció una de las joyas que llevaba puesta. Esto hizo que doña Sofía creyera que había sido alguno de los empleados de Pertegaz quien la sustrajo.
Pasó mucho tiempo hasta que los caminos de la Reina Emérita y el diseñador volvieron a encontrarse: “La Reina ha sido mi clienta muchos años y perdimos el contacto cuando dejé Madrid y tuve el honor de recuperarla como clienta con motivo de la boda. En la última prueba, cuando el vestido ya estaba terminado, tuve el honor de recibir a Doña Sofía en mi taller. La Reina dijo «¡Oh, qué bonito!»”, contó Pertegaz.
Si hay algo en lo que coinciden quienes conocen a fondo el trabajo del diseñador es en que el traje nupcial de doña Letizia no es, para nada, representativo de su estilo. Sobre todo, el cuello chimenea, que fue elección de la novia. Se habló que Pertegaz sufrió demasiadas injerencias en su trabajo por parte de doña Letizia pero él lo desmintió de forma contundente: “Me dio total libertad para hacer mi trabajo. Digo esto para acallar las voces que dicen que me impuso su criterio. Vino cuantas veces fueron necesarias. Nunca puso ningún impedimento, claro está que tratamos de adaptarnos a su agenda.