Eran muchas las voces que se preguntaban dónde estaba Belén Esteban. Tras su victoria judicial a Toño Sanchís, la colaboradora había desaparecido de la faz de la televisión. Sin embargo, ha sido ella misma la que ha querido compartir con sus seguidores unas fotografías en compañía de su novio, Miguel Marcos, mientras disfrutaba de un viaje en alta mar (sic). Felices, compartiendo momentos cargados de romanticismo, Belén y Miguel posan ante las cámaras que les fotografían. Flash, flash. Y, entre toma y toma, la Esteban se refresca con un cocktail de lo más apetecible.
Tanta felicidad ha provocado un aluvión de críticas en las redes sociales. Las imágenes de la pareja saboreando lo dulce del amor acumulan más de 6.000 comentarios. Más del 80% hacen referencia al sobrepeso evidente de los protagonistas y al tallaje minúsculo del bikini de la copresentadora: “ballena a la vista”, “cómprate un bikini de tu talla”, “más fea y no naces”, “te odia todo el mundo no hay más que leer estos comentarios” son solo un ejemplo de los insidiosos comentarios de los instagramers. Pero la polémica sobre su salud viene por otra fotografía.
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Nos remontamos al año 1998. Por aquel entonces Belén Esteban iniciaba su relación con el diestro Jesulín de Ubrique, a quien debe parte de su fama y con quien tiene una hija, Andrea Janeiro. Y es que para la actual colaboradora de ‘Sálvame’ aquellos tiempos eran felices y plenos, y nada ni nadie parecía afectar ni su físico, ni su salud.
Sin embargo, la bomba se desató el día que la Esteban hizo pública su ruptura sentimental con el torero. Desde entonces, la de San Blas comenzó su andadura televisiva y no ha habido plató de televisión que se le haya resistido. Como tampoco adicciones, pues desde que se convirtió en fenómeno mediático, su rostro ha sufrido constantes transformaciones.