Hace escasos días podíamos ver un conflicto entre las reinas de España en la Misa de Pascua. Una polémica que por poco no acabo llegando a las manos. La relación entre la reina Letizia y doña Sofía nunca ha sido buena. Esta vez la disputa nacía tras el intento de doña Sofía de hacerse una foto con sus nietas, Leonor y Sofía, el cual fue supuestamente boicoteado por la actual reina española.
Muchos empiezan a notar que lejos queda la calculada y metódica presencia de Letizia en actos públicos, pues esta imagen que tanto ha intentando mantener ante todo, está empezando a ser sustituida por otra faceta más humana y más visceral. Sólo hay que echar un poco la vista atrás, para poder recordar algunas de las broncas que han ido captado los medios. En estas escenas encontramos la supuesta verdadera personalidad de la reina. ¿No nos crees? ¡Pues aquí te mostramos algunos de estos famosos momentos!
1Letizia y su famoso: «¡Déjame terminar!»
Desde que se hizo oficial la relación entre doña Letizia y Felipe VI, la reina no ha dejado de estar en el punto de mira. Son muchos los gestos y las palabras que han sido analizados en el transcurso de estos largos años que han ido convirtiendo a la princesa Letizia en monarca. Por ello, han sido muchos los medios los que han percibido el fuerte carácter que la reina ha poseído siempre. Se podría decir, por tanto, que este detalle nos ayuda a decidir cual de los dos monarcas lleva la voz cantante.
Llegó pisando fuerte y muy segura de si misma, haciendo público su buen gusto por la moda con un traje blanco, antes incluso de poseer la caudalosa cuenta bancaria que tiene en la actualidad. Si lo analizamos ahora, podemos ver que venía dispuesta a enseñar al mundo quién iba ser la próxima reina.
Tan sólo hay que recordar el famoso comunicado que se dió tras la pedida de mano de doña Letizia. En esta entrevista la reina acallaba la posible intervención de Felipe VI, que pretendía intrometerse en su discurso. Este momento que pasará a la posteridad, estuvo protagonizado por un gesto de Letizia a su recién prometido, acompañado de unas bonitas palabras que decían: «¡Déjame terminar!». Felipe VI sonreía con gesto de disculpa y vergüenza. En ese instante, esta intervención, se recordaría entre risas como una anécdota más. Un pequeño detalle sin aparente importancia con el que pronto pudimos apreciar, en realidad, su carácter.