Como en todos los núcleos familiares, hay tradiciones que vienen desde un lejano tiempo atrás, debido a las que las generaciones predecesoras las han ido manteniendo. Pero a veces, por A o por B, estas acaban mutando o simplemente perdiéndose en el olvido. Como no podía ser de otra manera, la Familia Real no es una excepción.
Desde que Felipe VI de Borbón subiera al deseado trono español estos cambios se han hecho cada vez más visibles. Unas transformaciones que se encuentran en todos los ámbitos posibles, desde temas de religión hasta los deportivos.
1La Familia Real cambia de gustos
La Familia Real se encuentra muy vinculada al deporte y, por ello, suelen explotar con presunta facilidad su faceta atlética. Deportes como el esquí, la vela o la caza han estado presentes, desde tiempo inmemorables, en todos los miembros de la realeza en su día a día. Tan sólo tenemos que quedarnos pensando en que cada individuo de la Familia Real tiene asignado, por decirlo de alguna manera, determinadas prácticas deportivas.
Así, como la infanta Elena practicaba la hípica o, el caso más sonado, el monarca Felipe VI que participaba en muchas competiciones, incluso pudimos contar con su presencia en los Juegos Olímpicos de 1992.
Pero, sin duda, uno de los deportes más amados, o al menos antiguamente, por la Familia Real era el esquí. Los miembros de la realeza española esperaban impacientes sus ‘vacaciones privadas’ para poder realizar dicho deporte. Una tradición que, pese haberse perdido, vuelve a empezar a recuperarse estos últimos años.