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La última cortina de humo de Juan Carlos I para esquivar sus vaivenes sexuales

Desde que arrancase 2018 sabíamos que iba a ser este un año especial para la vida de Juan Carlos I. Desde Casa Real, y con su hijo Felipe a la cabeza, se organizarían una serie de actos oficiales para conmemorar sus 80 años y sus casi cuatro décadas al frente de la Corona de España.

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Juan Carlos I y su vida actual

Ni los 80 años, ni la cadera operada dos veces, ni la muleta como consecuencia de lo anterior pueden con la energía y el vigor de don Juan Carlos. El padre del Rey de España hace una vida de jubilado deluxe de barco en barco, su gran pasión, y de palacete en palacete. Un retiro internacional al que le sigue fielmente su amiga entrañable, Marta Gayá.

El pasado verano, mientras Sofía disfrutaba de la presencia de sus ocho nietos en Palma de Mallorca, a los que conseguía reunir después de cuatro años, Juan Carlos se escapaba a Irlanda con la decoradora mallorquina (aquí, las imágenes). Pero no fue esa, ni mucho menos, la última pillada de los tortolitos. El pasado mes de enero, en el 50 cumpleaños de Iñaki Urdangarin, don Juan Carlos voló hasta Ginebra. ¿Su objetivo? Matar tres pájaros de un tiro (nunca mejor dicho): primero visitó a sus nietos, su yerno anfitrión y su hija, sobre quien se publicó que estaba atravesando una fuerte depresión. En segunda instancia Juan Carlos acudió una feria de relojes de lujo. Y como guinda del pastel a unos días de bombón suizo, el rey coincidía en espacio tiempo con su citadísima partner in crime Marta Gaya.

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