El matrimonio González Flores, formado por Lola Flores y Antonio González ‘El Pescaílla’ era de ellos y para ellos. Lola era una mujer especial, genio y figura, fin de raza, diva (y modestia aparte, como diría ella misma). Siempre quisieron pintar a Antonio como un hombre a la sombra de su esposa, y es que, pese a su arte con la guitarra y su maestría a la hora de dar forma definitiva a la rumba catalana, El Pescailla callaba mientras Lola hablaba.
En estos días, la periodista Pilar Eyre ha desvelado un secreto que más que una revelación ha sido recordatorio. Mucha atención porque los González Flores guardan historias para no dormir.
4Lola Flores y la Pantoja
La descarnada guerra entre folkóricas en nuestro país es un clásico. El caso de Lola Flores e Isabel Pantoja abarcaba más lo carnal, lo puro y lo de sangre, que lo artístico. Isabel y Lolita, hija mayor de Lola Flores, eran muy amigas, salían juntar a cenas, fiestas y eventos varios. Pero un hombre se cruzó en la vida de ambas: Francisco Rivera ‘Paquirri’.
Por aquel entonces, Lolita empezó a salir con el torero y juntos vivieron un amor de película. Pero tal y como la propia Lolita ha contado en ciertas ocasiones, Isabel Pantoja consiguió algo que ella no: enamorarlo. El hecho de ver a su hija abatida de dolor porque su razón de amor se había marchado con una de sus mejores amigas hizo que Lola Flores, mujer de fuerte temperamento, montara en cólera y hasta se cuenta que le echó una maldición. Una leyenda absolutamente incierta.
En una entrevista para Televisión Española con el trío cómico-musical la Trinca, Lola Flores respondía a la pregunta clásica: “¿Con tus compañeras cómo te llevas?“. Mientras que la de Jerez respondía, machacaba con fuerza los tomates para hacer un buen gazpacho: “Yo divinamente con todas: con Rocío Jurado me llevo que quita el sentío, con María Jiménez, con Massiel, con Mari Trini…“. “¿Y con la Pantoja?” preguntó uno de ellos. La respuesta de Lola, imperdible: «Bueno, también,lo que pasa que tiene el pelo mu’ largo y se cae un pelo en el gazpacho y no te quiero ni contar…».