La primera edición de Operación Triunfo dio como resultado un grupo de concursantes preparados (¿o no?) para acariciar el éxito. Entre ellos se encontraba Álex Casademunt, un joven catalán con ansias de convertirse en toda una estrella y con cualidades de sobra para hacerlo.
Rubio, ojos azules, simpático y con una voz especial, se puso al mismo nivel que su compañero y amigo Bustamante, el tercer finalista. Después de unos cuantos dúos, peleas y unos cuantos años de desengaños, Casademunt se sincera.
5Estudio «cutre»
Álex reveló no sentirse nada cómodo en el estudio de grabación. No tenía la calidad que se requería. Llegó a contar algunos detalles íntimos del mismo que no gustaron para nada a la productora, ni a sus compañeros de concurso. Al parecer, Casademunt, se sintió otra vez estafado. Le llevaron a un estudio ‘miserable’.
Era un domicilio particular de Madrid, con cuatro aparatos muy cutres que no convencieron en absoluto al artista. Lejos de encontrar el éxito que deseaba parecía que llegaba el desastre más absoluto. El proyecto en que tantas ilusiones habían depositado no terminaba de llegar y parecía que se demoraba.