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sábado, 23 noviembre 2024

La reina doña Sofía recibe un severo mazazo de quien menos esperaba

Más de 71.000 folios son los que se apilan en la Audiencia Provincial de Palma de Mallorca en torno al primer caso de corrupción que ha azotado sin piedad a la Familia Real Española: Nóos.

Pilar Urbano, biógrafa de la reina doña Sofía, ha publicado un nuevo libro llamado ‘La pieza 25: Operación Salvar a la Infanta (Esfera de los libros) en el que a través de testimonios y conversaciones con el juez Castro, plasma un reflejo, desconocido y polémico, de la infanta Cristina.

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¿Piensan igual Pilar Urbano y el juez Castro?

Infanta Cristina

En relación a la pregunta que el periodista Gonzalo Araluce le hace a Pilar Urbano, ella responde que «Urdangarin apretó el gatillo. ¿De qué arma? El revólver es la infanta. El revólver humeante es ella. Él ha usado a la infanta como herramienta, como arma. Si uno se lee el interrogatorio a la infanta Cristina, ve que hay que ser muy listo para bandearse entre 1.060 preguntas y no decir más que lo que quieres decir. Porque son muchas horas ante un juez con mucho oficio. “Para esto, mejor que no hubiera comparecido”, pensó el juez Castro. Porque la infanta respondía una y otra vez “no me consta”, una expresión muy hábil, que tiene menos implicación que decir “no sé” o “no estuve”, pues se pueden saber cosas sin que de ellas haya constancia testifical o gráfica o escrita. No se contradijo ni perdió el porte regio. En cierto momento, llegó a decir: “Señoría, casi me ofende”. Al juez le chocó ese ‘casi’. O se ofende o no se ofende… Además, la infanta demostró su inteligencia al no dejar huellas. Durante el juicio se vio que le escribieron cientos de emails; ella no contestó a nadie. O han desaparecido esas respuestas. Sólo hay un correo suyo, que es un chiste sobre José María Aznar, que lo recibe de una amiga y ella a su vez lo reenvía a su padre el rey, a su hermano Felipe y a Iñaki, su marido. Una broma entre la familia. Más allá de eso, ni una huella. No como Urdangarin, que deja demasiadas. Entra como un plantígrado, revolviendo todo y dejando su rastro».