Las reinas y princesas están sometidas a mucha presión mediática. Se ven cada día en la prensa, la televisión y en las monedas de sus países. Su retrato perdurará por los siglos de los siglos y formará parte de la historia de cada región.
Tanta responsabilidad no debe ser fácil de llevar y para que no se note, deciden pasar por el quirófano. Eliminar alguna imperfección y de paso asegurarte un rostro inmortal.
4 Charlene de Mónaco
La mujer del príncipe Alberto tiene el peso sobre sus espaldas de competir con las mujeres más bellas del reino, sus cuñadas. Estar casada con el descendiente de toda una estrella de Hollywood de la cual por desgracia él no ha heredado los mejores genes, debe ser complicado. La nadadora tiene que nada muchos kilómetros para estar a la altura.
Donde no llega su capacidad de sacrificio, llega su cirujano. La nariz más perfilada y sus labios más carnosos no son fruto de la naturaleza. Hay una varita mágica que cuando se agita provoca ciertos cambios. Las patas de gallo también se fueron y no serán las únicas que se marcharán.