Desde que el 1 de noviembre de 2003, Casa Real anunciase el compromiso oficial del príncipe de Asturias con la periodista Letizia Ortiz Rocasolano, la primera institución de este país puso en marcha toda su maquinaria para que no quedase ni un fleco suelto con vistas a la primera boda de Estado que se celebraba en 100 años.
2¿Firmar o no firmar?
Una enamorada Letizia consultaba a su primo hermano, abogado, qué hacer ante tal amalgama de documentos por firmar. ¿Era justo a lo que se iba a someter? «Esto no son unas capitulaciones matrimoniales, Letizia. Este documento no es ni siquiera legal», le comentó Rocasolano, quien además, desde un punto de vista profesional y familiar le lanzó un consejo: «Yo que tú no lo firmaba. Es nulo en pleno derecho. En un contrato privado, ni en uno público, se puede pactar la custodia de un menor sin pasar por un juzgado».
«¡David, escúchame! ¡Ellos te imponen que esto es así! ¡No hay otra manera de hacerlo!«, le respondió Letizia en un tono de tristeza y desesperación. La periodista llegó a consultar a una tercera voz, su amigo Jaime del Burgo, quien precisamente después se convertiría en esposo de su hermana Telma: «Si te separas, a ti te tienen que tratar mejor que a Lady Di».