Desde que el 1 de noviembre de 2003, Casa Real anunciase el compromiso oficial del príncipe de Asturias con la periodista Letizia Ortiz Rocasolano, la primera institución de este país puso en marcha toda su maquinaria para que no quedase ni un fleco suelto con vistas a la primera boda de Estado que se celebraba en 100 años.
1Las capitulaciones
Sin lugar a dudas, aquel mes de noviembre de hace ahora 14 años marcó definitivamente la vida de aquella joven profesional de la comunicación. Abandonó su pequeño piso del sureste de Madrid para instalarse en el Pabellón del Príncipe. La formación (a marchas forzadas) era fundamental, y cada día, desde entonces, Letizia recibía clases de protocolo, historia e inglés, un idioma que no manejaba con la soltura y la fluidez con la que lo habla hoy.
En febrero de 2004, tan solo tres meses antes de la gran boda de Estado, Letizia tuvo que firmar unas polémicas capitulaciones. Pero, ¿qué recogían aquellos documentos? David Rocasolano, primo hermano de Letizia, escribía en su ‘Adiós, Princesa’: «Yo era un abogado joven, pero ya había leído centenares de capitulaciones matrimoniales. Suelen tener dos o tres folios. El legajo que me entregó Letizia tendría 40 o 50»