Desde que Letizia Ortiz pusiera un pie en Zarzuela, los reyes de España, don Juan Carlos y doña Sofía, no tuvieron más remedio que comulgar con ruedas de molino y llevar a cabo un profundo ejercicio de reflexión para asumir que su hijo, el heredero de la Corona, se casaba con una divorciada, atea, y según algunos medios de comunicación a través de fuentes cercanas a la periodista, una republicana.
5El motivo principal
Aunque se nos ha vendido que la relación de Letizia con su suegra es excelente, va a ser que no. Y es que doña Sofía se ha quejado en diferentes ocasiones de lo poco que puede ver a sus nietas Leonor y Sofía debido a los impedimentos que pone su nuera. La reina emérita ha comentado la suerte que tiene Paloma Rocasolano, que puede disfrutar de las niñas siempre que quiere.
Hace tiempo trascendió que la soberana desea que su madre ejerza de abuela. Para ello, Paloma acude entre dos y tres veces a la semana a la residencia de los reyes y allí se ocupa de Leonor y Sofía. Juega con ellas, les prepara la merienda y demás actividades propias de abuela. De hecho, cuando los reyes tienen que viajar, es Paloma quien queda al cuidado de las niñas. Menos trato tienen las infantas con su abuelo materno, Jesús Ortiz, al que frecuentan poco. Y es que Letizia con Z no traga a Ana Togores, esposa de su padre. Como se recordará, Ana no estuvo en la boda de los reyes. Se dijo que por una cuestión de protocolo. Sin embargo, todo indica que doña Letizia tuvo mucho que ver, ya que no quería que Togores pudiera quitarle el protagonismo a su madre, a la que se ha unido mucho desde que su hermana Erika falleciera.