El verano es un buen momento para realizar algún experimento televisivo como ‘Mad in Spain’. Las audiencias son un poco más flexibles y los grandes errores no son tan visibles. Eso es lo que pensó Mediaset cuando llegó el momento de presentar un programa low cost. Esos que son sucedáneos baratos de grandes formatos.
Las rebajas no están solo en los escaparates también inundan las pantallas de televisión. Con la llegada de ‘Mad in Spain’ se produjo la presentación oficial de una bazofia para la pequeña pantalla. En tan solo un programa ya empezó a cosechar críticas importantes. No se trata de apagar la televisión y no verlo, gracias a las redes sociales hoy podemos opinar de todo.
Los telespectadores han sido los primeros que han decidido ensañarse con ‘Mad in Spain’ y no les faltan razones para hacerlo.
4 Low Cost de mercadillo
La suerte es que no se han gastado mucho dinero en resucitar a un espacio televisivo que había quedado enterrado. Las imitaciones o los intentos de parecer un programa serio se pierden en un mar de dudas. Está claro que ‘Mad in Spain’ no cumple, ni por asomo, las expectativas de sus productores.
Es un low cost de mercadillo que aunque tapa igual y puede parecer similar el efecto no es el mismo. Está destinado a durar un par de lavados y desaparecer. Es el bikini que te compras en la playa para poder bañarte y después lo dejas olvidado en el hotel. Sus temas cansinos y presentadores aburridos entretienen pero no enganchan.
En diciembre nadie se acordará de que hubo un programa en el que salían dos presentadores, que era muy malo.