Tras verlo descansar en una playa de Miami con un amigo íntimo, Jordi González está de vuelta en Telecinco. En la cadena disfrutaba de cinco meses anuales de vacaciones, ya que sus únicos compromisos desde la cancelación de ‘El gran debate’ han sido la conducción de los debates de ‘Gran Hermano’ y las galas de ‘Gran Hermano VIP’. Pero a partir de este verano tiene un espacio regular ya que según Vertele el comunicador catalán conducirá un nuevo espacio de debate junto a Núria Marín (‘Cazamariposas’). Dos graderíos repletos de famosos se enfangarán en debatir sobre temas sociales y políticos, al menos en las noches veraniegas, bajo la producción de La Fábrica de la tele.
Jordi, que se ha convertido por méritos propios en uno de los presentadores mejor pagados de Mediaset, se ha convertido en un rostro imprescindible para Telecinco desde hace catorce años gracias a programas como ‘TNT’, ‘La noria’, ‘La casa de tu vida’, ‘Díselo a Jordi’, ‘Se enciende la noche’, ‘El debate de Gran Hermano’, ‘Las joyas de la corona’, ‘REC’, ‘Engaño’, ‘Más allá de la vida’, ‘Pasaporte a la isla’ o ‘Hay una cosa que te quiero decir’.
La cara de Jordi se ha convertido en una de las más cotizadas en televisión, y eso que en los comienzos no lo tuvo demasiado fácil: «Hace 25 años un jefe de programas de TVE, que escuchaba siempre el espacio de radio donde yo trabajaba, me llamó para ofrecerme un proyecto. Cuando me vio en persona se sintió muy incómodo y una reunión, que tenía que durar una hora se redujo a menos de un cuarto de hora, porque cuando vio las cicatrices de mi cara me dijo que yo nunca podría dedicarme a la televisión. Conté esta anécdota una vez, porque me hace gracia la clarividencia de este directivo, que llevaba tantos años en el medio, y que aseveró con tanta rotundidad «nunca trabajarás en la tele»».
Pero las cicatrices no fueron su único problema: «De pequeño era un niño tartamudo que estaba muy acomplejado, porque la gente se reía de mí. Cuando era adolescente, mi madre tuvo la fabulosa idea de regalarme por Reyes Magos un magnetófono. Al principio, me preció un regalo cruel, pero a medida que iba leyendo en alto iba ganando seguridad y fluidez. Un buen día comencé hasta a improvisar e incluso a hacer programas de radio. Ni logopedas, ni psiquiatras, ni nada. A mí lo que me curó fueron los Reyes Magos».
Jordi no se ha cortado nunca y desvela sin complejos cuál fue su etapa profesional más complicada: «Fue una desventaja para trabajar en la época nefasta de Javier González Ferrari como director general de RTVE durante la que yo estuve contratado allí. Para empezar, a Ferrari le molestaba que yo fuera catalán y así me lo dijo una vez, pero también le disgustaba que yo intentara hablar delante de la cámara como hablo en la calle. Fue la etapa más absurda y surrealista de mi vida. Una televisión deficitaria me pagaba un pastón inmoral por quedarme en casa ya que Ferrari no me quería allí y yo tenía un contrato blindado de dos años».