Felipe VI cumple tres años como Rey de España. Su llegada al trono era muy deseada por aquellas personas que sienten profunda devoción y respeto por el concepto real, y nunca mejor dicho, de Monarquía. La figura de don Juan Carlos fue clave y fundamental en los años más convulsos de la Historia de España. Innegable es la estupenda labor y el movimiento frío que ejecutó en el golpe de estado de 1981, sin embargo, en sus últimos años, la popularidad del monarca fue cayendo en picado.
Y sobraban motivos. La «invitación» a su hija Cristina para que se fuese a vivir a Washington con su marido, Iñaki Urdangarín, y sus cuatro hijos dejando atrás el palacete de Pedralbes ya olía mal, sus supuestas y constantes infidelidades a la reina Sofía y su viaje furtivo a Bostuana (donde se cayó y se fracturó la cadera) para cazar elefantes junto a su entrañable amiga, Corinna, hicieron que definitivamente el rey diese un paso atrás y abdicase la corona en favor de su hijo, el rey Felipe VI, de quien afirman «es el monarca mejor preparado de Europa.
8Incómodo encuentro real
Y es que, hace tan sólo pocas semanas que se cumplía un año y medio que Felipe de Borbón no veía a su hermana pequeña, Cristina. Su último acto en común hasta entonces data del 12 de noviembre de 2015 en el funeral del infante Carlos de Borbón-Dos Sicilias, hijo de doña Alicia de Borbón-Parma, en el Monasterio de El Escorial. Precisamente ha sido en el funeral celebrado en la capilla del Palacio Real en memoria de doña Alicia de Borbón-Parma donde ha tenido lugar el primer encuentro de los hermanos tras la publicación de la sentencia del caso Nóos del pasado 17 de febrero en el que la infanta Cristina compareció como imputada y del que salió absuelta.
La periodistas allí presente narran que la infanta Cristina no paró de intentar buscar la mirada de los Reyes de España, su hermano Felipe y su cuñada Letizia, un gesto al que los jefes de Estado no dieron ninguna respuesta, al menos, públicamente. Muy diferente fue la mirada de las infantas Elena y Cristina cuando llegaron sus padres, los Reyes Eméritos, a los que les recibieron con una sonrisa. Las imágenes hablan por sí solas.