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domingo, 24 noviembre 2024

El legado de Iván Fandiño: el respeto de sus compañeros, el dolor de su viuda y la soledad de una hija de dos años

Eran las 21.00 de la noche del pasado sábado 17 de junio cuando se publicaba que el torero Iván Fandiño había muerto en la plaza de toros de Aire-Sur-L’Adour (Francia) tras recibir una fuerte cornada en el costado derecho cuando trataba de ejecutar un quite.

El matador, natural de Orduña (Vizcaya), que tenía 36 años de edad fue trasladado al hospital pero el equipo médico que lo ha intervenido de urgencia, finalmente no ha podido salvarle la vida.

Las últimas palabras del torero, que se enredó en su propio capote, fueron espeluznantes pues según testigos, fue el propio Fandiño quien dijo «llevadme deprisa al hospital, siento que me estoy muriendo». 

El legado de Iván Fandiño: el respeto de sus compañeros, el dolor de su viuda y la soledad de una hija de dos años

 

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Jarocho, doble desgracia ante sus ojos

«Toda mi vida será un homenaje a Víctor Barrio», decía el torero burgalés Roberto Martín Jarocho cuando su amigo y compañero de profesión perecía ante sus ojos el pasado verano de 2016 a la edad de 29 años en la plaza de toros de Teruel durante los festejos de La Vaquilla del Ángel.

Cómo iba a imaginar él que la vida le iba a poner, de nuevo, la desgracia ante sus ojos, pues Jarocho estuvo presente el pasado sábado en la corrida que acabó con la vida de Fandiño. El propio matador ha llegado a confesar que «los cirujanos se miraban unos a otros… En sus caras sentí la impotencia que teníamos todos. Él estaba consciente y hablaba con dificultad, pero hablaba. Entró diciendo que le dolía mucho el pecho y que no podía respirar. Le pusieron una mascarilla con oxígeno y dijeron que lo mejor era llevarle al hospital de Mont de Marsan», relataba Jarocho.