Jorge Javier Vázquez aprovecha su columna en ‘Lecturas’ para explicar su visión sobre el ictus sufrido por María Teresa Campos, que «al final todo se ha quedado en un susto, pero vaya susto. Ya ha confesado Terelu que las hermanas estaban últimamente un poco preocupadas por la salud de su madre de ahí que el contratiempo sufrido por Teresa no les ha pillado por sorpresa. Muchos se aventuran ahora a pronunciar el “se veía venir”, “te lo dije” y frases por el estilo. Yo soy más prosaico y pienso que las cosas suceden y punto».
A partir de este punto Jorge Javier se mete a prescriptor y le recuerda a la presentadora cuatro consejos que siempre le ha dado: «Soy de los que le he dicho muchas veces a Teresa que no se debería tomar las cosas tan a la tremenda, que debería pasar más del qué dirán, disfrutar de lo que tiene y no darle tanta importancia a lo que opine gente que no la conoce. Pero matiza: «Y mientras estoy escribiendo esto me pregunto quién soy yo para endosarle esas recetas cuando mis propios amigos me repiten una y mil veces que no debería comerme la cabeza con chuminadas que no me llevan a ningún sitio. Todos llevamos un psicólogo dentro que funciona a la perfección para los demás pero nada para nosotros mismos. Se nos da mejor vivir la vida de los otros que la propia. Desperdiciamos el tiempo aconsejando al vecino pero somos incapaces de encontrar solución a nuestras comeduras de tarro. Vivimos vidas equivocadas. Para ser felices, deberíamos ser constantemente otros».
Pero el presentador no solo tiempo para pensar en María Teresa, sino que además denuncia en versión política las simpatías desde la televisión de su tierra a una señora ahora imputada, Marta Ferrusola: «Contó durante muchísimos años con la complicidad de una cadena –TV3– para forjar la imagen de una abnegada esposa que contribuía a la economía familiar vendiendo flores en un puesto de Las Ramblas de Barcelona. Era la madre espiritual de los catalanes. Rectifico: de aquellos a los que ella consideraba catalanes, que no eran todos los que vivían en Catalunya y amaban esta tierra aunque no hubieran nacido en ella. Según su particular manera de entender los sentimientos, yo no era catalán de primera porque mi madre era de Albacete y la familia de mis padres venía de Murcia. Ferrusola siempre fue clasista y estrecha de miras. Ahora, además, se ha revelado como una auténtica estafadora. Económica y moralmente».
Por último también se acuerda del fallido paso eurovisivo del representante de RTVE: «Se le vio poco humilde aunque también es verdad que es muy fácil dar consejos cuando no estás metido en el ajo. Manel Navarro tiene veintiún años y un gallo a sus espaldas. Por de pronto encajó bien su desafine, riéndose en las redes de su error. Que empiece a acumular paciencia porque todavía le queda mucha mili que sufrir». Una mili que él mismo admite sufrir pese a que Jorge de vez en cuando intenta vender que no lee críticas. Ya…
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