La gala parecía transcurrir con naturalidad. Ya son 11 los jueves que Jordi González se enfrenta en directo a su volátil audiencia. No sabemos qué sucede con el público de ‘Gran Hermano VIP’, es como el Pisuerga cuando pasa por Valladolid. Va y viene. La realidad es que anoche la audiencia acompañó al reality de convivencia: un estupendo 18’9% de share frente al imponente 20% de ‘Cuéntame cómo pasó’, que llega por primera vez a la segunda decena en su última temporada.
La visita de los familiares cobró toda la importancia en una noche donde Ivonne, sin ninguna sorpresa, fue la expulsada del concurso con un 54% de los votos: «Yo lo sabía. Tengo sueños premonitorios», dijo la venezolana al llegar a plató. Cuando desde la cúpula del programa prohíben a los familiares dar información del exterior a los concursantes es porque saben, desde el punto de vista psicológico, que puede hacer daño y mella en su aislamiento y su experiencia. No es baladí. La madre de Aída Nizar nominó con 3 puntos a Elettra por un conjuro -en calidad de broma- que la italiana hizo con unos ajos por el supuesto estado de «posesión» en el que se encuentra Aída en según qué ocasiones. La Nizar no entendía nada. «¿Vudú? ¿Habéis hecho conjuros y vudú en mi cama? Para que mi madre diga eso, ay, por Dios…». Esta situación desencadenó el que fue sin duda el momento más tenso de toda la edición y la bronca más grave y encarnizada entre Aída Nizar e Irma Soriano que se llamaron «Satanás» y «Zorriano». aquí. Si quieres ver el vídeo de la bronca completa, pincha
Las nominadas resultaron ser Aída Nizar, Elettra Lamborghini e Irma Soriano pero el público decidió otorgar el poder de la salvación al grupo de los Humanos, es decir, a todos menos a Aída y a Daniela, que eran las Marcianas junto a Ivonne -que ya estaba expulsada-. Los familiares decidieron salvar a Irma de la nominación y Aylén subió como candidata a la expulsión del próximo jueves.
No es la primera vez que Aída Nizar se encuentra envuelta en un conflicto donde casi vuelan las manos en dirección facial. La televisión es su hábitat pero a veces, su vehemencia y pasión descontrolada hacen de Aída un show en el que según los familiares de Irma «no todo vale».