La situación en el seno de la familia Campos está más que revuelta. El clan ha pasado de Guatemala a “Guatepeor”. O, teniendo en cuenta cuál es la ciudad preferida de María Teresa, Terelu y Carmen Borrego, de Málaga a “Malagón”. Y lo peor de todo es que no pueden ni quejarse en voz alta, ya que quien tiene la culpa es la mano que mece la cuna, Paolo Vasile.
Esa misma mano que, hasta ahora, les ha dado sustanciosamente de comer y a la que deben, precisamente, el haber podido pagar sus facturas y hacer frente a las cuantiosas deudas que ahogan a Terelu y a María Teresa, sus rehipotecas y el problema añadido de los 800.000 euros que deben a Hacienda.
Esa misma mano a la que, en su día, tampoco le tembló el pulso a la hora de deshacerse de otro clan de lo más televisivo. El formado por Rosa Benito, Chayo Mohedano y el patriarca, Amador. Unas diferencias legales, causadas por las sonadas denuncias que Andrés Fernandez, el marido de Chayo, interpuso contra Mediaset y que acabó con el chollo televisivo y económico que tenían montado.
Las modas pasan y forzar tanto la máquina –como han hecho las Campos queriendo zanjar el dinero que le quita el sueño- pasa factura. La gente se cansa y, a pesar de ser animales televisivos y de sembrar el morbo gracias a un reality que conoció tiempos mejores, las audiencias ya no son las mismas.
Por eso Vasile no ha dudado en cancelar la entrega de los domingos de Qué tiempo tan feliz y de recortar la duración del programa que María Teresa conduce los sábados y del que viven, en parte, sus dos hijas.
Una decisión que ha creado un cisma familiar, que ha sembrado el terror al analizar lo que ingresan y lo que tienen que pagar y que ha generado más ansiedad a las mujeres que, un día, estuvieron relacionadas con Pipi Estrada. Quizás más necesitadas que nunca de ansiolíticos.
Cuentan y recuentan los euros y empiezan a dudar ya cómo van a conseguir tanto dinero. Quedan las exclusivas y, quizás, volver a sembrar el morbo gracias a ciertas diferencias amorosas y familiares con Edmundo Arrocet; que también se ha visto afectado por los recortes. Lo de ahorrar, ya quedará para otra época. Que no sabemos si llegará o si será mejor… Pero que la esperan cómo caída del cielo, seguro.
María Teresa Campos y Terelu siempre han estado unidas profesionalmente. Y aunque la hija se ha esforzado por marcar ese espacio profesional de la matriarca -hasta el punto de llamarla Teresa ante las cámaras-, lo cierto es que ya no es ni sombra de lo que fue. Terelu está hundida y no encuentra su lugar. Va dando tumbos. Intenta contentar a todos y eso la hace infeliz. No le gusta su aspecto. Su situación económica es delicada. Hace tiempo que dejó de ser el perejil de todas las salsas como cuando su madre era reina de las mañanas. Creyó que Sálvame no le pasaría factura y lo ha hecho. De presentadora a ser una más en el reality de las tardes de Telecinco. Ya no goza de la protección de antaño y está más expuesta que nunca. En el amor, pintan bastos. Un libro podría escribirse de los hombres de Terelu Campos. ¿Qué le pasa a la presentadora? ¿Cuáles son las verdaderas razones que le han llevado a tocar fondo? Te lo contamos. Sigue leyendo.
Terelu Campos atravesaba un mal momento profesional cuando desde La Fábrica de la Tele le ofrecieron un pacto: retirar la demanda a la productora a cambio de trabajo. La presentadora lo analizó y aceptó la oferta. Significaba volver a una cadena nacional. Primero, desembarcó su madre, y luego, ella. Otra vez las Campos reunidas en televisión. Sus primeras incursiones en Sálvame fueron bien. Se la veía feliz. Sin embargo, pronto comprendería que el trabajo era el precio. Se trata de un formato que se alimenta de las vicisitudes de los colaboradores. Hay que aportar aunque para eso tengan que tratarse temas espinosos.
Acostumbrada a estar protegida por el manto de María Teresa Campos a la hora de críticas y comentarios, Terelu no ha sido capaz de encontrar su lugar en Sálvame. No sabe cómo afrontar ciertos envites y opta por el silencio. Se vio en su última entrevista para hablar sobre Las Campos. Se mostró pequeñita y calló sobre muchas cosas negativas que se habían dicho a propósito de Bigote Arrocet. Los motivos a su silencio podrían encontrarse en las confesiones que ha hecho a sus compañeros de Sálvame en los pasillos durante las pausas publicitarias. Ha contado cosas que, de desvelarse, la dejarían con el pompis al aire.
El cáncer de mama supuso un fuerte varapalo para Terelu Campos. A los tratamientos de la enfermedad, unió otro problema, no controló su apetito y observó un severo aumento de peso. El mismo ha dado origen a un fuerte rechazo. Ella misma confesó que no puede mirarse al espejo porque no le gusta lo que ve. En vez de asumir su falta de voluntad, echa la culpa a las pastillas que el tratamiento prescribe en estos casos. Los kilos de más hicieron estallar las críticas acerca de cómo era posible que la presentadora fuera la imagen de productos adelgazantes. Esto derivó en tal presión para ella que no dudó en alejarse un tiempo de la televisión. Cuando quiso volver, se encontró con que los responsables no lo permitían alegando que uno no puede irse cuando le venga en gana dejando tirada a la cadena. Eso le costó muchas lágrimas y tuvo que echar mano de toda su contención para no gritar al mundo lo que sentía.
El último noviazgo conocido de Terelu es el que mantuvo con José Valenciano. La relación levantó muchas críticas. Sin embargo, como en otras cuestiones de amor, la presentadora se las echó a la espalda. La convivencia dio paso a los rumores de ruptura. La hija de María Teresa Campos los negó. Sin embargo, el tiempo dio la razón a quienes hablaron de que lo suyo hacía aguas. La realidad era que José Valenciano se había enamorado de otra dejando a Terelu Campos sumida en un mar de lágrimas y decepción. Las cosas no acabaron bien entre ellos. De hecho, es una de las pocas ex parejas con las que no mantiene contacto. Desde entonces, no se le conoce relación fija. Se sabe que mantiene una buena amistad con Kike Calleja, refugio ocasional cuando las cosas van mal dadas. El periodista es uno de sus grandes apoyos en estos difíciles momentos.
Cuando Terelu retiró la demanda contra La Fábrica de la Tele por trabajo, tenía la esperanza de poder volver a presentar. Y lo consiguió sustituyendo a Jorge Javier al frente del Deluxe cuando el comunicador tenía que ausentarse. A nuestro entender, lo hacía bien. Derrochaba azúcar y toreaba con colaboradores e invitados para que la sangre no llegara al río. Estaba tan ilusionada con el proyecto que no dudaba en telefonear a algunos famosos para pedirles una entrevista. Sin embargo, un día, alguien decidió que la sustituta de JJ sería María Patiño. Aquello sentó fatal a las Campos. Especialmente afectada se mostró María Teresa, que demostró su malestar con maniobras orquestales en la oscuridad que Patiño aguantó con estoicismo y sobre las que jamás ha revelado nada. Incluso, en un acto de nobleza, telefoneó a Terelu para hablar del tema. En la actualidad, entre ellas no hay problema. Otra cosa es con María Teresa Campos, que ni olvida ni perdona y, siempre que puede, desenvaina.
Mucho se ha hablado del carácter altivo y difícil de Terelu Campos. En este sentido, existen muchos testimonios que lo corroboran. Por tanto, es de necios negar la realidad. Lo que se comenta de que ella va caminando por los pasillos de Telecinco y tras de sí va una azafata cargada con sus cosas es cierto. Está acostumbrada a eso. Hay que señalar que se trata de una persona contratada por Terelu para estos menesteres, que nadie se llame a engaño. Otra cosa es si están bien algunas de las cosas que solicita. Por ejemplo, que le ayude a calzarse o descalzarse. Eso es otro cantar. En otro apartado se encuentran algunos de los que han trabajado con ella y no hablan nada bien. Sea como fuere, la concatenación de hechos ha llevado a la presentadora a ser más cercana y amable con sus compañeros. Por decirlo de alguna manera, ha bajado del pedestal, o la han bajado, según se mire.
Los problemas económicos también han minado el ánimo de Terelu. Ha tenido que rehipotecar su ático en diferentes ocasiones para hacer frente a los problemas con Hacienda. Ella, como otros profesionales televisivos, se ha visto afectada por la penalización de haber facturado a través de sociedad. Y es que se trata de una Norma que se instauró con carácter retroactivo. Algo pocas veces visto. En los tiempos en que vivía con Pipi Estrada, la presentadora tenía cuatro personas de servicio. Ahora solo tiene dos. Es cierto que ha disminuido su tren de vida. Pocas son las escapadas que realiza. También gasta menos en moda y complementos. Parece poco apriete de cinturón pero es mucho para una mujer que como ella se declara consumista por naturaleza o compradora compulsiva, según algunos.
Terelu Campos no está a gusto en Sálvame. Eso se nota a la legua. Varias veces ha tenido que hablar sobre un tema que la mortifica, lo que conlleva ser hija de María Teresa Campos. Está convencida de que muchos ataques vienen por eso. Es justo señalar que a nivel profesional ha demostrado. Ahora está estancada. En Telecinco no cuentan con ella para presentar y no le queda otra que aguantar como colaboradora. La pone de los nervios escuchar que se refieran a ella como la cláusula de María Teresa Campos. Se referían a esto quienes hablaban de que donde iba la veterana periodista, tenía que estar su hija. En este momento, ni ella ni Teresa están en buena posición. Las Campos han perdido su cetro de oro y su corona en televisión y están a lo que les quieran dar.
Tras años de estar en las alturas, Terelu Campos ha comprobado que la vida iba en serio. De intocable se ha convertido en simple mortal. Las prebendas de antaño ya son historia. María Teresa Campos ya no es la reina de las mañanas y eso pesa mucho. La corte de aduladores oficiales se ha disuelto. También las audiencias privadas con quienes parten la pana. Ya no hay ordeno y mando. Estamos en otra época. Cuesta adaptarse. Terelu lo sabe. Intenta reinventarse pero no lo consigue. No es fácil cuando has hecho de tu capa un sayo, cuando has tenido todo lo que has querido, cuando todos te han rendido pleitesía. Y Terelu Campos sigue preguntándose: ¿Cómo llegó la noche? Despierta, princesa, el orden del mundo ha cambiado.