Isabel Pantoja ha ido superando, con mayor o menor acierto, los distintos hitos que ha protagonizado desde que salió de la cárcel de Alcalá de Guadaira. Sí, de prisión… De ese sitio que tanto le cuesta pronunciar a la eterna viuda de Francisco Rivera Paquirri.
Cómo el posado en Hola por la boda de Kiko e Irene no cuenta, hay que reconocerle que salió bastante airosa de la primera aparición mediática –en falso directo- que la tonadillera interpretaba junto a un servil Pablo Matos. Colapsó los medidores de audiencia y, además, se ganó más enemigos que los que tenía la noche antes.
Entre ellos, un más que enfadado Jorge Javier Vázquez que no dudó ni un segundo en hundirla a través de una perorata directa y sangrienta y en dar a conocer los mensajes más “curiosos” que los ex amigos se cruzaron durante años.
Pero, sobre todo, Isabel Pantoja ha ganado con los años la habilidad de cerrar bocas. Así, sin miramientos. Algo que ha logrado hacer este fin de semana en su reaparición estelar en el concierto que, en Madrid, dio en el Palacio de los Deportes.
Los nervios que mostraba la madre de Kiko Rivera y Chabelita al salir de su casa de Madrid y sentirse, una vez más, acosada por los periodistas allí presentes, se diluyeron en cuanto pisó el escenario. Y, aunque la que suscribe este artículo no se declara muy Pantojista, sí que he reconocer que Isabel hizo un trabajo casi soberbio durante las casi tres horas de concierto que duró su regreso a las tablas.
Para empezar demostró que los arduos trabajos que ha realizado durante meses, encerrada en Cantora, para recuperar su voz, han surtido efecto. Los que decían que su paso por la cárcel le había afectado a las cuerdas vocales, han comprobado que estaban más que equivocados.
A ello se suman los que vaticinaban que Isabel no iba a llenar el madrileño Palacio y que, incluso, tendría que cancelar las citas programadas hace tiempo; las mismas que tanta falta le hacen para salir del bache económico por el que atraviesa la familia. Madrid ha convencido, ¿qué pasará con el Palao Sant Jordi la próxima semana?
Lo que se vio sobre el escenario es a aquella artista de antaño que lleva catequizando media vida. Antes de la muerte de Paquirri y desde que reapareció en el 85 tras el adiós de su Francisco. Entonces, hasta la reina Sofía la apoyó, ahora sólo Kiko, Chabelita y algún rostro famoso más.
Pero, ¿y entre bambalinas? ¿Qué se vio allí? Según nos cuentan, a una Isabel muy nerviosa. Más de lo que luego dejó entrever en el escenario. Pero, sobre todo, a una Pantoja feliz de haber superado una mala racha y a una Isabel melancólica que echó de menos –como demostró recordando a Paquirri con Marinero de Luces- una de las épocas más felices de su vida. Después de perder a su Francisco, nada ha vuelto a ser igual.