La más que conocida actriz Amaia Salamanca y el padre de sus tres hijos, Rosauro Varo, forman una de esas parejas que despiertan suspiros y envidias casi a partes iguales.
Y es que, además de guapos y famosos, son más que agraciados económicamente. Aunque, detrás de esa solvencia familiar se encuentra algo más que los trabajos de Amaia en series como Sin tetas no hay paraíso, La Embajada o Velvet.
La razón se la encontramos más en el buen hacer y el mejor olfato que, parece, que tiene Rosauro para los negocios. Tan sólo hay que repasar un poco su trayectoria profesional para darnos cuenta de que el íntimo de Colate Vallejo-Nágera, Alonso Aznar o Rafael Medina se ha sabido mover muy bien en el mundo empresarial.
Una trayectoria que, aunque la inició con 17 años y se dio visibilidad junto a Vicky Martín Berrocal y Eugenia Martínez de Irujo, no le libró de fracasar en ciertas ocasiones.
Más allá de los 120 millones que recibió hace casi un año junto a Javier Hidalgo, hijo de Juan José Hidalgo, presidente de Globalia, por la venta de PepePhone a Más Móvil o del éxito que ha logrado en Estepona con su Puro Beach (donde celebró el bautizo de su hija Olivia), no todo está siendo un camino de rosas para Rosauro.
A pesar de que sus inversiones en restauración suelen funcionar, su espinita la tiene clavada con OTTO. el restaurante madrileño que Varo abrió en pleno Paseo de la Castellana y que no logra que vuele solo.
Allí ha invitado a numerosos rostros conocidos, se ha dejado ver cenando con Amaia e, incluso, han organizado algunas celebraciones familiares. Pero, a pesar de la publicidad que genera, no logra que este espacio gastronómico, criticado por sus altos precios, se ponga al nivel de otros cercanos como Ten con Ten.
Quizás se convierta en un fracaso en restauración al igual que el que han tenido que asumir otros rostros conocidos como Cayetano Rivera o Santiago Segura con su Bla Bla y Oh bla bla!,
Pero a Rey muerto, Rey puesto, dice el refranero español, y Rosauro no va a parar ni a lamerse las heridas. Si Amaia y él no han perdido el tiempo en formar una familia numerosa en pocos años de relación, menos va a invertir Varo en lamentarse.
Por eso, precisamente, parece dispuesto a apostar algo más de 400 millones de euros en el siguiente proyecto que está orquestando junto a Javier Hidalgo.
Se trata de un nuevo gigante hotelero de la mano del Grupo Millenium y que, si cierran la dura negociación que llevan lidiando varias semanas, pasarían a formar parte de una gran socimi hotelera de lujo. ¿se convertirá en imagen Amaia?