Triste aniversario: el sentimiento de culpabilidad de Letizia que amarga la vida de Leonor y Sofía

Hoy es una fecha triste, muy triste, para los Ortíz Rocasolano. De esas difíciles de superar y que, para desgracia de muchos, ha acabado afectando a la vida de los miembros de la familia de la Reina Letizia,

Se cumple el décimo aniversario de la muerte de Erika Ortíz Rocasolano, la hermana pequeña de doña Letizia y de Thelma; la otra hija de Paloma Rocasolano y del periodista Jesús Ortíz.

Se dice pronto. Diez años ya desde que Erika decidiese no seguir adelante con su vida y fue hallada muerta por su entonces pareja, el cámara de televisión Roberto García, en el piso de Valdebernardo que se compró la Reina cuando entonces sólo era Letizia Ortíz Rocasolano.

Esos muros, mudos testigos del inicio del romance de Felipe y Letizia, lo fueron también de uno de los episodios más amargos de la madre de Leonor y Sofía.

Una muerte, la de Erika, de la que hoy en día la cuñada de Cristina de Borbón e Iñaki Urdangarín se sigue culpando. Sigue creyendo que su relación con el entonces Príncipe Felipe y posterior boda supuso una exposición mediática sin precedentes para los Ortiz Rocasolano y difícil de superar. Y Erika no pudo.

erika

Un drama familiar que ha marcado, y mucho, el devenir posterior de las hermanas Thelma y Letizia. La primera no dudó en demandar a  50 medios por el «insoportable y permanente acoso de la prensa»  junto a su entonces pareja Enrique Martín-Llop.

Y doña Letizia ha organizado y limitado mucho la vida pública y la exposición mediática por la que tienen que atravesar sus hijas, Leonor y Sofía.

De hecho, la actual Reina de España, influenciada por no haber podido evitar lo sucedido con Erika, se ha convertido en una defensora acérrima de la privacidad de su familia.

Tan sólo hay que ver la organización de viajes privados y las escapadas junto a Felipe y/o las niñas; de las que busca, celosamente, que no se enteren los medios de comunicación. Llegando a ocultarse con gorras y cubriéndose la cara con bufandas.

A ello se suman los escasos posados y apariciones públicas en los que están presentes las ya no tan pequeñas nietas de don Juan Carlos y doña Sofía. De vez en cuando, para no dejarnos siempre con la miel en los labios, se dejan ver en algún desfile, un posado navideño o, como acaban de protagonizar en el Pirineo Aragonés, una jornada de esquí.

Una diferencia notable y sentida con otras monarquías europeas que, aunque se pueda llegar a comprender por los malos momentos vividos por Letizia, no siempre se justifica.