El productor musical Alejandro Abad no se cortó en la casa de Gran Hermano VIP a la hora de abordar el tema de la sexualidad de María del Monte. El chileno en conversación con Tutto, horas antes de la expulsión del «falso VIP» canario, se refería así de la escritura a ciertas cantantes: «Yo me acuerdo que escribía canciones para folclóricas que eran… eran… bueno… tenían su inclinación sexual… no sé como decirlo».
Una entrevista a un ex empleado de la Pantoja fue el motivo de la condena: Así rezaba la sentencia: «Durante la entrevista, el señor Valladares fue contestando a las diversas preguntas que se le hacían, esencialmente dirigidas a que revelara datos íntimos de Isabel Pantoja y María del Monte (si vivían juntas, si dormían juntas, si se profesaban muestras de cariño), afirmando durante su intervención, en síntesis, que las dos dormían juntas en la misma habitación (“Bueno, a la habitación subían y cerraban la puerta… juntas, dormían juntas; lo que hacían dentro, la verdad, no lo sé”), que Isabel Pantoja se refería a María del Monte con el apelativo de “gordi”, que las había visto besarse y abrazarse (…), que Isabel Pantoja profesaba más muestras de cariño hacia María del Monte que hacia sus parejas masculinas y, en fin, que esta última solía acariciarla por detrás de la silla».
La sentencia del Tribunal Supremo señalaba que «la forma sarcástica con la que se narran tales hechos, relativos a la expresada relación sentimental, las referencias a las expectativas que generó y sus consecuencias, y su apostilla con ciertas expresiones aparentemente asépticas, pero que pueden resultar hirientes y humillantes para quien ve revelada de esa manera y en esos términos su vida privada, suma a ese apartado del reportaje periodístico un resultado vejatorio, que atenta contra la dignidad de la mentada, dañando su imagen social y afectando negativamente a su reputación y buen nombre».