Se conoce que por veteranía periodística y bajo el amparo de los derechos fundamentales en el que prima la libertad de expresión, tenemos vía libre -y más en las redes sociales- para soltar la primera barbaridad que nos se pase por la yema de los dedos. Evitaremos entrar a valorar la catadura moral del tuit aunque, tal y como hemos titulado, mínimo es desafortunado. Nadie tiene derecho -ni siquiera fundamental- a entrar a valorar las últimas palabras de despedida de un tío a su pequeña sobrina. Nadie. Mucho menos alguien que pregona con la palabra y la fe de Dios, que es cristiano, católico, apostólico, romano y más creyente que Antonio Burgos, como dicen las lenguas de Sevilla…
Buen viaje ¿ dónde ? Vaya con el laicismo de la moda del "donde quiera que esté"… https://t.co/XRlfBr77vp
— Antonio Burgos (@AbeInfanzon) January 23, 2017
A las palabras de deseo de tranquilidad y paz en las que Miguel Bosé desea «Buen viaje» a su recién fallecida sobrina, el periodista Antonio Burgos tuvo los reaños de mencionar el tuit del cantante y escribir con incredulidad: «Vaya con el laicismo de la moda «donde quiera que esté». Más allá del «amarás al prójimo como a ti mismo», sin necesidad de amarlo, ¿dónde está el respeto básico, humano, de una persona que vocea, divulga e impone cristianismo?