Mientras el Rey Felipe VI está en Arabia Saudí -en un viaje no exento de polémica puesto que por un lado se están defendiendo los intereses de las empresas españolas y por otro ha cobrado protagonismo la falta de los derechos humanos en el mismo- la ausencia de doña Letizia, nuevamente cobra protagonismo.
La periodista, que cada día tiene más claro que ella es reina consorte, ha decidido que su agenda esté más descargada con respecto a la de su marido. Por eso, aprovechando el viaje de Felipe ha decidido tomarse unos días de descanso. Sus compromisos profesionales no se retomarán hasta el próximo 18 de febrero. Nada nuevo, pues desde que se incorporara a la vida profesional tras las Navidades, solo la hemos podido ver en dos ocasiones. Por un lado, el pasado martes cuando acudió a una reunión de trabajo con la Asociación Española contra el Cáncer; y el jueves a otra con la Junta Directiva de la Federación Española de Enfermedades Raras (FEDER), entidad con la que colabora activamente. Y desde entonces ni está ni se la espera.
Tiempo más que suficiente para que Letizia Ortiz pueda acercarse y hacer una visita privada -junto a sus hijas Leonor y Sofía-, a su abuela paterna Menchu Álvarez del Valle en Sardeu, con la que está muy unida y celebrar su 89 cumpleaños. No solo compartieron profesión, sino que es la única persona cercana a la reina consorte capaz de traerla a la vida real y bajarle los humos. La propia Menchu ha confesado que “sería un regalo precioso que regresaran Letizia y Felipe como reyes a Covadonga porque estuvieron al poco de anunciarse su compromiso” y además que se cumpla con una tradición que aún no se ha hecho realidad. Que la Princesa de Asturias visite el Santuario de la Virgen de Covadonga. Tendremos que esperar, pues no hay viaje oficial previsto, a diferencia de su padre el rey Felipe VI, que acudió al santuario por primera vez para cumplir con la tradición cuando contaba nueve años.