Está que trina. Parece excesivamente nerviosa después de que esta revista publicara su última ocurrencia en Instagram. Gloria Camila engañó a sus seguidores haciéndoles creer que el teléfono que enseñaba anotado en un papel era el suyo: «escribidme que estaré encantada de responderos a todos», repetía incansable. Ni era su teléfono ni conocía al propietario del mismo. Acorralada por las evidencias, Gloria se vio obligada a confesar su broma entre críticas y desesperanzas.
Pero a Gloria Camila parece no haberle gustado que hayamos descubierto su ciber patinazo. Un delito que podría generarle un sinfín de problemas, si el propietario del teléfono (con el que hemos hablado en exclusiva) decide emprender acciones legales. Lejos de reconocer su error y asumir su responsabilidad, la joven da coces a través de las redes sociales contra este medio. Nos acusa de haber falseado la información y pone en tela de juicio lo aquí explicado. Un sinsentido que la hija adoptiva de José Ortega Cano y Rocío Jurado mantiene con sorprendente vehemencia.
Porque Gloria no solo no pide disculpas al afectado -con el que esta revista sí ha hablado en exclusiva- sino que cuestiona la veracidad de la información publicada, sin percatarse de que lo suyo está grabado y archivado. Pero no es la primera vez que Glo -como prefiere ser llamada- actúa de esta manera. Más bien se caracteriza por este tipo de comportamientos pirómanos de los que luego, tras reflexionarlos, se arrepiente. Demasiada pasión para tanta juventud e inexperiencia.
Un carácter que ya le ha provocado muchos problemas
Su fuerte carácter ya le ha pasado factura. Son muchas las ocasiones en las que, quienes han estado cerca de ella, han referido su malhumor. Recuerdan a esta revista los problemas que la joven tuvo con una chica a la que agredió brutalmente. No es el único episodio que aparece marcado en su expediente vital. Refieren enfrentamientos y peleas. También con la prensa. Son varios los periodistas que han recibido graves insultos por dar información sobre sus movimientos. Mensajes, audios e incluso conversaciones telefónicas en las que la joven ha arremetido brutalmente, no solo centrándose en la capacidad profesional, sino también en lo personal.