Bigote Arrocet se encuentra en una encrucijada. Atacado y puesto en duda por los medios de comunicación, el humorista vive atrapado entre su realidad y la que algunos se empeñan en dibujar desde trincheras enemigas. La última portada de la revista Interviu en la que su amiga Gemma Serrano deja entrever que lo suyo fue algo más que amistad, ha revuelto al chileno. No es fácil saber navegar en unas aguas tan turbulentas a punto de sufrir un tsunami. Sabe que cualquier paso suyo puede acabar por dinamitarlo todo, por convertir lo que parece anecdótico en un problema que provoque la separación de María Teresa.
Me cuentan que, por supuesto, Bigote tiene un cabreo mayúsculo. No entiende la jugarreta que Gemma le ha hecho por una ínfima gratificación económica. Todo un desplante a lo que él describe como una relación profesional y amistosa. Una traición imperdonable que podría tener consecuencias si finalmente Edmundo cumple las pautas que algunos de sus más íntimos le han marcado entre tanta sordidez.
María Teresa, muy afectada
La que también está al borde del colapso es María Teresa. Es evidente que en público sonríe forzosamente y sacude toda su rabia entre dientes. Sin embargo, lo que ocurre en privado es otro cantar. Es lo normal cuando buscan que se crea una infidelidad repetida. Me hablan de frustración, lágrimas y desesperación. La zozobra no sólo es por la supuesta generosidad sentimental de su novio sino por el ímpetu con el que algunos aplauden el cacareado desliz, como cobrándose deudas pendientes. Insólito.