Se conocieron, se enamoraron, se prometieron y se casaron. Así narran las crónicas de la época la historia de amor entre don Juan Carlos y doña Sofía. Sin embargo, muy poco de color rosa tiene esta unión, que ha aguantado el paso de los años por el compromiso inquebrantable que la soberana tiene desde su nacimiento con la monarquía. Ella ha sido la sufridora, la que ha aguantado carros y carretas. Mientras tanto, el rey ha hecho de su capa un sayo. Lo ocurrido en Botswana ya sucedió anteriormente. Ambos escapadas tienen nombre de mujer: Corina y Marta. Un día, la reina Sofía, cansada de de las humillaciones de su marido, quiso escapar. Preparó a sus hijos y los cuatro emprendieron camino a Madrás, donde vivían su madre y su hermana…
2Sus primeros romances
Cuando se produjeron los primeros encuentros entre doña Sofía y don Juan Carlos no hubo chispazo. Él tenía a Olghina, Gabriela de Saboya y otras más en la cabeza. Por su parte, ella estaba enamorada de Harald de Noruega. El rey Pablo pidió al gobierno griego que dotara a su hija con 50 millones de los antiguos francos. Sin embargo, tan solo concedieron 25. Una cantidad exigua para la familia real noruega. Los reyes de Grecia estaban tratando de encontrar dinero para aumentar la dote cuando supieron que no había nada a hacer. En realidad, Harald, de quien estaba profundamente enamorado, era de Sonia Haraldsen, una modista sin gota de sangre real. Unos meses más tarde, los jóvenes Sofía y Juan Carlos coincidirían y ahí fue cuando empezaron a verse con otros ojos. Tanto que se hicieron novios.